¡Vamos a pitufar al coronavirus! Gritaban los franceses que disfrazados de pitufos y pitufinas y sin temor al virus que está haciendo estragos en Europa, se reunieron en la mayor concentración de estos personajes en la localidad de Landerneau.
Fue una reunión de 3500 personas que pintaron sus rostros de azul y portaron gorros blancos para batir el récord de la mayor concurrencia de estos azules en el mundo, logrando así alzarse como los nuevos campeones al destronar a los alemanes, quienes mantenían el récord mundial.
En plena crisis del coronavirus, la aglomeración ubicada al este de Francia, levantó cientos de críticas de la ciudadanía en general y de los medios italianos, que reprocharon a las autoridades locales por haber permitido dicha concentración, catalogando la acción como “irresponsable”.
Los organizadores del evento, realizaron un video en el que se veía cómo los ‘pitufos’ estaban perfectamente ordenados en bloques, y con tomas que incluyeron vistas aéreas se grabó toda la concentración y la algarabía de los participantes. En horas, estas imágenes se hicieron virales en la red social Twitter, logrando más de medio millón de vistas.
Los pitufos no le temen al coronavirus
Los célebres personajes de la historieta del belga Peyo, por horas obviaron la pandemia declarada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y
Los participantes no hicieron eco a las críticas y disfrutaron en grande estar reunidos. Por horas bailaron, rieron y compartieron.
“Pensamos que un poco de ligereza en estos momentos no hace daño a nadie”, dijo con alegría y en medio de sonrisas un participante. Otro asistente disfrutó de la aventura y señaló: “No íbamos a abandonar nuestro intento de ser los campeones y lo logramos”.
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Contagiado con la misma alegría, otro seguidor de los personajes azules subestimó cualquier contagio. “No es nada el coronavirus, ¡no hay riesgo!”.
Por su parte, el alcalde de Landerneau, autorizó la concentración alegando que la misma se realizó el pasado sábado, un día antes de que el presidente de Francia, impusiera la prohibición de reuniones mayor a mil personas en el país.
“No hay que dejar de vivir mientras podamos, también era la ocasión de decir que estamos vivos”, argumentó el acalde de Landerneau, población ubicada al oeste de Francia.
Explicó que “todo se organizó de conformidad con lo prescrito por el Estado francés y las prefecturas para que la concentración se desarrollara en absoluta tranquilidad”.
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