A pesar de la pandemia, Maluma no ha parado de trabajar, y el pasado mes de enero el colombiano presentó su más reciente producción discográfica, 7 días en Jamaica.
El álbum se caracteriza por la fusión de ritmos entre el reggaeton, trap y pop con el reggae, el dancehall y el ska, aludiendo a su viaje a Jamaica donde se realizó la grabación del material musical. Uno de los sencillos es Agua de Jamaica que ya cuenta con 24 millones de repreducciones en YouTube.
De hecho hace unos días el cantante también lanzó una nueva canción en colaboración con el grupo mexicano Reik.
Maluma llega GQ
El próximo mes de abril, el colombiano protagonizará la portada de GQ México y Latinoamérica, con quien habló de su infancia en Medellín y el cómo es crear música durante el confinamiento, qué reflexiones le provocó la pandemia y cómo se imagina su futuro próximo incluso como actor junto a Jennifer López.

La entrevista y sesión de fotos se llevaron a cabo en en Miami, donde el cantante no se limitó a contar qué significa el éxito para él y cuál ha sido la clave para alcanzarlo. “Lo que llena los bolsillos no necesariamente llena el alma”, dijo el intérprete.

Maluma también es un influenciador en moda y estilo, y en esta charla también habló de cómo maneja su imagen. “La gente sabe que lo que hago y cómo lo hago me sale del corazón, incluyendo expresarme a través de mi estilo de moda”.

La soledad
En otro temas que GQ habló con el colombiano fue el de sus miedos, y el cómo los trata de controlar.
“Le tengo miedo a estar solo. No me gusta la soledad para nada, por eso tengo tantas mascotas. Tengo perros, caballitos, vacas, ovejas… Si las personas que me rodean están ocupadas y no andan conmigo, siempre alguno de ellos puede acompañarme. En mi vejez no pienso todavía y creo que no me asusta, pero sí le temo a la vejez de mis abuelos o la de mis padres. Eso me causa un poco de ansiedad», dijo.
Y agregó, «la pandemia ha sido triste y terrible por la gente que se ha ido, y nos ha hecho pensar. En lo personal, yo, como Juan Luis, lo he tomado como un año de meditación, de reflexionar en muchas cosas, con tiempo para madurar. He estado más en mi casa, en mi medio, en Colombia. He podido levantarme en mi misma cama y ver la misma casa, las mismas cosas, la misma gente, mi ropa. He podido sentir que pertenezco a mi familia. Este año me ha recordado el valor de las cosas simples y que deben ser más cotidianas. Ha sido importante pasar esos meses disfrutando de lo que he construido y lo que es el testimonio de mi esfuerzo a nivel íntimo y personal. He estado lejos de escenarios, hoteles, restaurantes, aviones, de todo lo masivo que muchas veces no conecta con el alma. Ha sido una enseñanza muy grande y generó cosas que ya no pueden cambiar”.

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