Lamentablemente ha habido un repunte en el número de personas contagiadas por la Covid-19, como consecuencia de la propagación de una nueva variante del virus a nivel mundial.
En ese sentido, la virulencia de la pandemia, los gobiernos han tenido que ir tomando diversas decisiones para contenerla y afectar lo menos posible a la población.
Al inicio, fue necesario tomar decisiones drásticas, pero conforme ha pasado el tiempo, la comunidad científica internacional ha avanzado de manera muy notable en sus investigaciones.
En ese sentido, destaca la creación y aplicación masiva de vacunas, la adaptación de la infraestructura de salud, el conocimiento y la capacitación del personal de salud para el manejo de la enfermedad e incluso, en su momento, la suspensión de las actividades no esenciales en todo el país.
Ahora, nos encontramos en una etapa distinta. Sin duda, el nuevo brote debe atenderse con oportunidad y eficacia, pero la cuestión de la salud pasa necesariamente por las acciones que cada persona procure.
Para ello, es indispensable seguir cuidándonos con la sana distancia, el uso de cubrebocas, aumentar la higiene y, sobre todo, seguir avanzando en la vacunación contra el Covid.
La superación de esta ola requiere continuar con las acciones preventivas y gradualmente ir recuperando las actividades sociales y económicas, disminuyendo los riesgos a la población.
En cada entidad y región deben irse tomando las decisiones pertinentes, sin que ello signifique imponer nuevas restricciones.
Más que restringir, todos tenemos la obligación de colaborar, tomar las precauciones indispensables y asumir la corresponsabilidad social como práctica cotidiana para salir adelante.
Los distintos niveles de gobierno tienen obligaciones de salud pública inevitables que cumplir de acuerdo con las circunstancias, pero siempre con respeto a las libertades y confianza en la madurez y conciencia de la propia ciudadanía.
