Ahora que Fernando Larrazábal Bretón regresó al escenario político como precandidato del PAN a la gubernatura del estado, el “quesogate” lo persigue como un “esqueleto en su armario” que lo coloca en desventaja frente a sus opositores.
El ex alcalde de Monterrey tendrá que enfrentarse en la contienda interna en contra del desprestigio que sufrió cuando su hermano Jonás fue acusado de chantaje tras ser videograbado recibiendo fajos de dinero en el interior de un casino.
“Sí, sin duda es un tema (el quesogate) que lo va a estar señalando con el dedo todo el proceso electoral que viene, si es que llega a ser nominado como candidato del PAN”, sostuvo el politólogo Eloy Garza.
El jueves, el militante albiazul acudió a la sede de su partido a nivel estatal para ratificar su intención como aspirante a la gubernatura del estado. Su retorno se registra tras ocho años de ausencia del servicio público y de inmediato los cuestionamientos no se hicieron esperar.
El propio Larrazábal recordó que al final del trienio de su administración frente al gobierno de Monterrey se vio involucrado en un presunto caso de corrupción del que fue acusado su hermano.
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No obstante, expuso que siempre ha tenido la conciencia tranquila.
“Tengo la conciencia tranquila aún a pesar de los eventos de ese año”, aseguró.
En ese contexto, Garza destacó que el senador Víctor Fuentes aventaja a su contrincante no solo porque él se ha mantenido vigente sino por el prestigio que tiene.
“Le lleva camino adelantado sin duda y Víctor tiene una franja de respeto o de reconocimiento. Una trayectoria limpia que va a defender”, expuso.