Opinión

FANFARRÓN Y FANTOCHE

Convertidos en una nueva subespecie antagónica que rivaliza con aquella que nos aconsejaban buscar nuestras abuelas y madres para casarnos con uno de ellos (los llamados “hombres de las tres efes”, por aquello de feo, fuerte y formal), los molestos y engorrosos fantasiosos, fanfarrones y fantoches comienzan a ganar terreno en cualquier sitio en donde suelen agruparse las mujeres: centros de trabajo, universidades, gimnasios, restaurantes y antros, volviéndose un verdadero dolor de cabeza por su pésima tendencia a hablar de más y por perjudicar la reputación de todas esas incautas que llegan a caer en sus garras.

Son hombres con un acentuado y acendrado complejo de inferioridad, cuya característica principal es su proclividad a magnificar el más simple encuentro que llegan a tener con una mujer, convirtiéndolo en una épica conquista frente a sus colegas de género, para así apantallarlos y quedar frente a ellos como unos verdaderos émulos de Richard Gere en Gigoló americano.

No importa el acontecimiento (una ida a comer al fast food más cercano a la oficina, una salida al cine, una cena en un restaurante de cadena popular, un congreso de trabajo en alguna ciudad de provincia que ocupe un par de días, ir a bailar, a tomar una copa… ¡lo que sea!), para estos peligrosos mitómanos el motivo no importa, ellos lo transforman en la más impresionante de sus victorias sexuales… aunque ni siquiera hubiera tenido lugar un beso de despedida en el coche o en la puerta de la casa de la afectada.

¿Por qué lo hacen? Las razones pueden ser varias. Pero, de acuerdo con especialistas, el impulso irrefrenable de mentir o de agrandar las hazañas obtenidas frente al sexo opuesto (para presumirlas con los de su propio género) son síntomas de que algo no marcha correctamente en el desarrollo psíquico de la persona. Los fanfarrones, fantoches y/o fantasiosos inventan y mienten para construir una mejor imagen de sí mismos frente a la sociedad con el fin de conseguir lo que desean, principalmente aceptación.

Obviamente este comportamiento exhibe una tendencia patológica, un impulso irrefrenable por deformar y distorsionar la realidad. Y esto, cuando nos referimos a conductas de los hombres frente a las mujeres, sólo tienen un objetivo simple: obtener prestigio, mejorar su posición, obtener afectos y/o bienes, manipular a los demás o simplemente dañar.

Por eso, si en tu escuela, en tu trabajo, en tu gimnasio o en los lugares a los que asistes a divertirte y distraerte existen personas de estas características, no importa si eres hombre o mujer, lo más recomendable es poner kilómetros de por medio. No hay nada peor que una buena reputación quede destruida y una vida se arruine casi por completo a causa de estos nefastos individuos infestados de complejos.

Y si tú, que estás leyendo esto, eres uno de esos fantasiosos-fanfarrones-fantoches, por favor… cambia, ¿sí?

Consultorio (NO) sexual
En la empresa donde trabajo tenemos un vicepresidente que tiene la costumbre de invitar a salir a las mujeres que laboramos ahí. Las que lo conocemos sabemos que nunca se ha sobrepasado con ninguna, pero es muy chismoso y mentiroso, porque esparce rumores de cosas que no son verdaderas. ¿Es posible denunciarlo?
Martha Elena Sánchez (Guadalajara, Jalisco)

Respuesta: ciertamente sí es posible denunciarlo, porque su conducta recae en una especie de acoso, aunque si ustedes ya lo conocen y saben que es un tipo fantasioso, podrían atajar cualquier tipo de rumor negándose a salir con él.

EL ZEN MASTER DE LOS FANFARRONES
        
– Con su banda de nu-metal Limp Bizkit alcanzó cierta celebridad entre 1997 y 2001. Sin embargo, tanto él como su agrupación se diluyeron irremediablemente.
Me refiero al vocalista y tatuador profesional Fred Durst, cuya bocota e imaginación le hicieron ganarse a pulso el apodo del Fantoche de fantoches de las luminarias del rock, porque solía alardear sobre las fantásticas conquistas amorosas que sólo existían en su imaginación.

– Entre sus víctimas se llegaron a contar a Britney Spears, Avril Lavigne, Christina Aguilera, Paris Hilton, Pamela Anderson y Carmen Electra, entre otras. Él declaraba que había sostenido tórridos romances con ellas, pero a lo más que llegó fue a tener sus pósteres pegados en las paredes de su recámara. ¡Pobrecito!

¿Qué escuchar?
Everybody’s trying to my baby
The Beatles, 1964
Como parte de los sueños oníricos de John, George Paul y Ringo, el Cuarteto de Liverpool grabó en su álbum Beatles for sale este cover de Carl Perkins que habla sobre los febriles deseos de cualquier muchachito. 

¿Qué leer?
Liar, liar, 2011
Gary Paulsen es uno de los escritores contemporáneos más exitosos en cuanto a temáticas juveniles. En este libro aborda la vida de Kevin, un chico que por mentir sistemáticamente se mete en una serie de graves problemas hasta que…

¿Qué ver?
Mentiroso, mentiroso 

1997
Dirigida por Tom Shadyac y protagonizada por el canadiense Jim Carrey, esta película es el más claro ejemplo del binomio fanfarronería-mentira  y nos enseña la enorme capacidad que tienen los humanos para mentir y alardear.

Contexto
Mitomanía, mentira patológica o pseudología fantástica son tres de los varios términos aplicados por la psiquiatría para nombrar el comportamiento de los mentirosos compulsivos o habituales. La mitomanía fue descrita por primera vez en la literatura médica en 1891 por Anton  Delbrueck. A pesar de que es un tema controvertido, la mentira patológica se ha definido como una invención intencional y demostrable de acontecimientos muy poco probables y fácilmente refutables. Se trata de un fenómeno complejo, a diferencia de otras enfermedades mentales, porque provoca muchos cambios en la vida de quienes la ejercen, aunque algunas investigaciones sugieren que ciertas personas pueden tener una “predisposición a la mentira”. 
Fuente: Wikipedia

Vía Facebook
•   Héctor Hernández Virgen. “Es gente que sólo habla de fantasías sin cumplir, porque un hombre de verdad no hace esas cosas. Las mujeres no son trofeos”.
•    Claudia McDaniel. “La mayoría de las historias que cuentan (los hombres) son mentira. Es como dice el refrán ‘Dime de lo que presumes…’”.
•   Miguel Ángel Arriola. “Los que hacen eso no merecen ser llamados hombres… sino animales”.
•    Benjamín. “Viejo modelo instaurado desde los tiempos de Don Juan Tenorio. Hispanismo-machismo admirado por siglos”.

Para reír…
Padre, quiero confesarme
– Dime hijo…
– Fíjese, padre, que le he sido infiel a mi esposa. La semana pasada tuve una orgía en un hotel con mi secretaria, dos de sus primas y la mamá de éstas.
– Pues, lo siento, hijo, no te puedo absolver.
– ¿Pero, por qué, señor cura?
– ¡Porque ni Dios ni yo te vamos a creer esas historias!
 

Yazmín Alessandrini
yazminalessandrini
@yahoo.com.mx
@yalessandrini1

Recomendados:

DV Player placeholder

Tags


Lo Último