No todos los goles son de Chile

El corazón de la Ley 3de3 original planteaba la obligación de que todos los servidores públicos dieran a conocer abiertamente tres declaraciones: la patrimonial, la fiscal y la de intereses

La semana pasada, en un periodo extraordinario de sesiones en el Senado de la República, aprobamos el tan traído y llevado Sistema Nacional Anticorrupción (SNA), incluyendo la famosa Ley 3de3, que fue promovida por la sociedad civil y apoyada por más de 634 mil firmas ciudadanas en todo el país.

La aprobación de este Sistema nos permite tener avances importantes en el combate a la corrupción. Me refiero aquí brevemente a algunos de ellos.

Primero, logramos que la presidencia del SNA quedara en manos de los ciudadanos. De esta manera, se busca contar con una mayor vigilancia y monitoreo por parte de la sociedad, en relación a la batalla anticorrupción.

Segundo, contaremos con una Plataforma Digital Nacional, que contiene un sistema de información pública para que cualquier ciudadano pueda conocer cómo cambia el patrimonio de los servidores públicos. Así mismo, se podrán consultar las bases de licitación de compras y adquisiciones públicas a nivel federal, estatal y municipal. De esta manera se busca evitar la asignación de contratos a modo con los “cuates” de los funcionarios del gobierno.

Tercero, tendremos un registro público de empresas y funcionarios del gobierno sancionados por actos de corrupción.

Existen muchos otros avances, sin embargo, en el texto aprobado al final quedó un gran asunto pendiente. El corazón de la Ley 3de3 original planteaba la obligación de que todos los servidores públicos dieran a conocer abiertamente tres declaraciones: la patrimonial, la fiscal y la de intereses. Esto es, ¿cuánto tienen?, ¿cuántos impuestos pagan? y ¿quiénes son sus redes de contactos profesionales y de negocios?

Mientras que los legisladores del PRD y del PAN votamos por que esta ley fuera aprobada en esos términos, el PRI y el Partido Verde, junto con algunas senadoras y senadores que no votaron, impidieron que esto ocurriera.

Adicionalmente a esto, se amplió la obligación de publicar esas mismas declaraciones a los particulares que hagan negocios con el gobierno. Pero con relación a esto último, varios empresarios han expresado su preocupación por la forma en que quedó redactada esta obligación en la ley, porque puede complicar y frenar la actividad empresarial honesta de quienes contratan, o buscan contratar, con alguna dependencia pública.

Por eso es necesario relanzar una iniciativa de ley que recupere el espíritu original de la Ley 3de3 en estos dos aspectos. En primer lugar, hay que insistir en la máxima publicidad y obligatoriedad de las declaraciones patrimonial, fiscal y de intereses para servidores públicos. Y, en segundo lugar, es necesario mejorar la redacción del artículo que obliga a los particulares a esas mismas declaraciones, y enfocarse más a la forma en que se asignan los contratos con el gobierno.

Nosotros en el Senado vamos a presentar esta iniciativa para arreglar lo que quedó mal o incompleto.
También, me he enterado de que hay voces desde la sociedad civil que ahora quieren salir a conseguir un millón de firmas por lo menos, buscando defender la Ley 3de3 original y lograr imponer su voluntad frente a la de los legisladores.

No todos los goles se los anota Chile a la Selección Nacional. Aquí en México la gente está cada vez más activa y más consciente del poder que tiene cuando se suma en colectivo por la defensa de alguna causa social. En 2015 inició un movimiento civil, modesto al principio, en torno a la hoy famosa Ley 3de3.

En unos meses, esta acción detonó la avalancha de más de 630 mil firmas de mujeres y hombres que transformaron su enojo en acción y propuesta.

Me parece que apenas estamos en el comienzo de la lucha anticorrupción que va a cambiar al país. Creo que la gente mexicana que cree en cambiar a México por la vía de las instituciones está, cada vez más, marcando el ritmo del juego y anotando goles. Bienvenida esa actitud.

* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Publimetro.

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