Opinión

Instrucciones para imaginar un mundo como el que usted añora

Para ser leídas con I have forgiven Jesus, de Morrissey

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Paso 1. Ahórquese, pero pospóngalo con buena cara
En el trabajo, en el taller y en la oficina sobran razones por las cuales uno añoraría –así fuera sólo por un momento– ser su mascota: ésa que recostada con la comodidad que le confiere su pachonez, lo observa a usted moviendo la cola pendularmente con una sonrisa incomprensible y en señal de apoyo, acierta a parpadear y echarse. Por razones desconocidas, pero urgentes, de contar con alguna pista, nos hemos convertido en fachadas emocionales que no conformes con esto, buscamos, no el mejor blindaje, sino el más creíble. Salga de esto y convierta al mundo en su más leal mascota.

Paso 2. Ponga su mejor cara, todos lo hacen (y fallan)
Hacer creer al mundo que usted está bien debe ser una tarea diaria imposible de postergar en una sociedad en la que la apariencia, como el abdomen, debe estar plano, la respuesta tiene que ser igual de elaborada, sólo finja, esboce su sonrisa ensayada y camine por las calles viendo su vivo retrato en los demás.

Paso 3. Ya sabe su respuesta: ¿qué tienes?
El lugar común nace con la dicha de ser predecible y no pretender moverse de su santa zona de confort: ¿como para qué? Ni lo piense: así como se responde al “¡Hola!, ¿cómo estás?”, responda quintaesencialmente al “¿Qué tienes?”. El arte de la comunicación al servicio de la indolencia.

Paso 4. Encuentre razón a su realidad nacional
No importa a cuántos exgóbers haya que extraditar, de cuánto sea el gasolinazo, a cuánto ascienda el robo del político en turno, la transa de la empresa del momento, a quién hayan exhibido en la llamada intervenida o cuántos cuerpos se encontraron en la nueva narcofosa, el chiste es hacer cómo si no pasara nada. A eso estamos acostumbrados y, por lo visto, no se ven muchas ganas de moverse de ahí con todo y que sea el estado ideal para que quienes perpetran este circo de abusos mantengan sus funciones y foquitos encendidos y los lleven a nuevos límites, ésos que diariamente se estiran sabiendo que no se romperán, pues nadie hace nada: porque aunque alguien hiciera algo, ese alguien pensaría que no es suficiente para que de manera contundente pase algo y por lo mismo mejor no hace nada (garantizando que no pase nada; al fin, hay alguien peor que yo).

Paso 5. Si no pasa nada, por lo menos eso también pasará
Viéndolo fríamente, se requiere mucho temple y más dotes histriónicos para pretender dar una cara con la que no cuenta al escenario de sus conocidos, pero el desgaste más importante es el de su reputación por encima del de su legítima posición en el mundo. Por eso y mientras le siga preocupando lo que dirá el guardia del Oxxo de usted, ignore cualquier memorándum de usted para usted, ponga Disneyface y ruegue que pase pronto el día. El consuelo es que pronto pasa; y si no, por lo menos se le olvidará.

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