Andrés Manuel López Obrador se ha comportado, en los últimos meses, como un encantador, no por tener una personalidad amable y encantadora, sino por ser un encantador de serpientes.
De a poco ha sumado a liderazgos abandonados por sus partidos políticos, gente que no tiene cabida o le han negado algún tipo de candidatura o cargo. Políticos que lo mismo han sido presidentes nacionales de sus instituciones políticas, jefes de gobierno, diputados, senadores o alcaldes por otros partidos. No importa lo que le hayan dicho al señor López Obrador en el pasado, hoy dicen “México ha cambiado”. Después de hacer público que hoy son políticos renovados e irse a Morena nos dicen los mismos argumentos sobre AMLO: “Veo a un hombre íntegro”, “La gente cambia”, “Me convenció con sus argumentos”.
Este repentino cambio de postura se da después de una comida, una llamada o un breve saludo con el aspirante de Morena. Así de rápido pueden cambiar años de militancia, así de rápido puede cambiar la ideología de algunos políticos. Patético ver cómo traicionan sus ideas por acerarse al puntero, como olvidan sus férreos argumentos y críticas en su contra y cómo tiran sus ideales a la basura por un cargo o por el hecho de sentirse importantes una vez más. Recordando que les gusta ser reconocidos, vivir del reflector, ser rockstars de la política. Más valiosos resultan hoy los que han estado con Andrés Manuel desde el inicio, porque al final se la han jugado con un personaje que ha sido siempre cuestionado por su manera de hacer política. Podemos no estar de acuerdo con ellos, sin embargo, hay unos pocos que lo han acompañado desde el principio.
Lamentable ver a políticos regateando un saludo del puntero, como lamentable es ver al puntero recogiendo las sobras de otros partidos. No se equivoquen unos quieren ser reconocidos y el otro quiere votos, nada más. No hay un pacto por el bien del país, no hay una plataforma común por el bien de los ciudadanos, la alianza es solo aritmética en la suma de votos. Nada nos dice que Morena es distinto a los demás, tiene políticos corruptos en sus filas, utilizan los recursos públicos para beneficiarse, mienten de manera constante en sus propuestas, son un partido como cualquier otro. Pero ahora pretenden que aplaudamos la llegada de los que nadie quiso, esas son las notas de la campaña de López Obrador. El encantador Andrés Manuel seguirá con lo suyo y muchos más van a caer en su encantamiento, porque ya no caben en sus partidos y porque su vergüenza es muy, muy pequeña.
Últimas palabras
No queda claro que si ganó Javier Corral o la Segob con el compromiso del pago de los 900 millones de pesos al gobierno de Chihuahua. Lo que sabemos es que Por México al Frente perdió, los reflectores no fueron para Ricardo Anaya.