Opinión

¿Vivir en una tubería de drenaje? Ideas para resolver el problema de la vivienda

Durante ocho años seguidos, una encuesta internacional de casi 300 ciudades ha designado a Hong Kong la ciudad con el mercado inmobiliario menos asequible del mundo.

Ubicada en un grupo de islas montañosas en un rincón de la China continental, la ciudad de Hong Kong siempre ha tenido pocos espacios para la construcción. La confianza del gobierno en la venta de terrenos por ingresos genera un incentivo para mantener los precios altos. El dinero que ingresa a raudales, proveniente de inversionistas de la China continental, eleva los precios aún más.

Los extremos pueden ser abrumadores. El año pasado, un solo espacio de estacionamiento se vendió por 664 mil dólares. Los apartamentos apenas un poco más grandes, en zonas mucho menos agradables de la ciudad, superan los 380 mil dólares. Los espacios habitacionales se han reducido tanto que ya surgió un nuevo término: nano apartamento, para referirse a aquellos que miden 18.5 metros cuadrados o menos.

El mercado inmobiliario ha superado a muchos hongkoneses, incluyendo a jóvenes que se han visto obligados a vivir con sus padres. Se dice que su molestia ha contribuido a las recientes protestas callejeras, como la “revolución de los paraguas” de 2014.

Drenaje

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Un cuerpo especial del gobierno considera una amplia gama de opciones para mejorar el uso de los terrenos disponibles. Los arquitectos y desarrolladores también han presentado propuestas novedosas que van desde descabelladas hasta audaces. Aunque algunas ideas son versiones modificadas de los atiborrados espacios que la ciudad ha tenido desde siempre, otras podrían reformar el futuro de la vivienda en Hong Kong. Éstas son algunas de ellas:

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Vivir en una tubería de drenaje

El arquitecto James Law se encontraba en una zona de construcción en la ciudad cuando vio algunas tuberías de concreto que habían sobrado de un proyecto de infraestructura. Eran suficientemente anchos para caminar en su interior, frescos en verano y con acabados de sorprendentemente buena calidad.

“Fue un descubrimiento”, dijo.

Así que pasó casi un mes diseñando y construyendo el OPod Tube, dos secciones de tubería de concreto unidas para crear una vivienda de aproximadamente 9.2 metros cuadrados. Incluye un sofá, una cama, un escritorio, repisas, una pequeña cocineta, un clóset y una regadera.

Es posible apilar hasta cinco contenedores o colocarlos en espacios pequeños no utilizados entre los edificios y debajo de los puentes. Actualmente hay un prototipo de muestra en un parque ribereño, pero aún no hay planes de producción comercial.

“No se trata de una solución integral para un problema tan complejo”, afirmó Law. “Pero es una forma divertida, y orientada al diseño, de estimular el debate e incluso crear proyectos de modelos a pequeña escala”, sostuvo.

El regreso de las vecindades

Una de las ideas ya es una realidad en dos edificios de 50 años de antigüedad con distintivos patrones geométricos en azul, gris y verde.

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Los edificios se encuentran en una calle flanqueada por tiendas que venden herramientas eléctricas y ventiladores industriales. Estas vecindades, conocidas como tong lau, eran comunes en Hong Kong antes del aumento de precios. Synergy Biz Group, una empresa local dedicada a la arquitectura y el desarrollo, los ha reciclado y los ha convertido en espacios habitacionales con algunos detalles modernos.

De nombre Biblioteque, los edificios presentan espacios diseñados muy hábilmente como dormitorios con cocinas y baños comunitarios. Las habitaciones son pequeñitas, de aproximadamente 4.6 metros cuadrados cada una, y tienen un costo de entre 450 y 750 dólares al mes. Los residentes son en su mayoría jóvenes atraídos por las rentas, que están por debajo de los estándares de Hong Kong.

Jo Chow, una administradora de 33 años que vive en uno de estos espacios, comentó que le cuesta la mitad de lo que pagaba por un apartamento en un rincón más apartado de Hong Kong.

“Sólo necesito un espacio en una ubicación conveniente. En estos momentos no necesito un lugar amplio”, señaló.

Algunas personas han criticado estos espacios por ser nuevas versiones de las infames “casas-ataúdes”, apartamentos que se han subdividido en espacios diminutos, y han cuestionado el atractivo de viviendas comunales tan apretadas.

“Puede que ahorren en el costo de la renta, pero no sé si funcionarán”, dijo Yip Ngai-ming, profesor de políticas públicas de la Universidad de Hong Kong.

Pero Keith Wong, director de Synergy, arguyó que la vivienda en grupo ofrecía seguridad y un sentido de comunidad. Afirmó que la empresa quería agregar más edificios y trabajar con los caseros para convertirlos en apartamentos individuales.

Construir (aún más) hacia arriba

Hace medio siglo, cuando los refugiados llegaron en oleadas a Hong Kong para escapar de las revueltas en la China continental, la ciudad comenzó un programa de vivienda pública que ofrece residencias, a menudo a precios altos, para aproximadamente la mitad de la población actual.

El arquitecto y profesor David Erdman ha sugerido incluir a más personas en esos mismos edificios haciéndolos más altos, añadiendo cornisas desde cinco hasta 25 pisos de altura sobre las estructuras existentes, que ya miden hasta 40 pisos de altura.

La idea estuvo inspirada en las conversaciones con ex colegas de la Universidad de Hong Kong acerca de añadir alojamientos adicionales en los espacios entre las manzanas de las viviendas públicas. Construir hacia arriba ofrecería el mismo resultado sin alterar los espacios existentes, comentó Erdman, quien ahora es presidente de la licenciatura en Arquitectura y Diseño urbano en el Instituto Pratt de la ciudad de Nueva York.

Sus estudiantes han generado diseños impresionantes que transformarían el paisaje anodino y repetitivo de los complejos habitacionales públicos de Hong Kong. “Me encantaría ver uno de estos construido”, afirmó Erdman.

Cruceros e islas

Quizá la idea menos convencional requiera ubicar a la gente en cruceros.

Esta comunidad a flote no representaría una solución permanente pero es en cambio el primer paso en una propuesta de Doctoral Exchange, un grupo de investigación local.

El segundo paso del plan es aún más ambicioso: construir muchas islas artificiales de gran tamaño en el mar al sur de Hong Kong. El nuevo archipiélago de 116 kilómetros cuadrados saldría de los límites de Hong Kong, lo que significa que necesitaría respaldo del gobierno de China central.

Es muy probable que la construcción de islas a esa escala se encuentre con cierta oposición debido al posible daño medioambiental, pero China tendría al menos una ventaja con ese proyecto, de acuerdo con Francis Neoton Cheung, de Doctoral Exchange. Utilizaría la misma tecnología de recuperación que se desarrolla en el Mar del Sur de China para construir bastiones militares sobre lo que antes fueron arrecifes hundidos, dijo.

“Sé que es un poco arriesgado, pero podría ser la solución, si las circunstancias lo permiten”, agregó.

Convertir los puertos en torres

El puerto carguero de Hong Kong es el quinto más grande del mundo por volumen. Además, se encuentra ubicado en una zona icónica de la ribera que la fuerza especial del gobierno está contemplando para aliviar la escasez de tierra.

Cientos de miles de personas podrían vivir en los 3.6 kilómetros cuadrados del puerto. Una de las propuestas sugiere reubicarlo con el fin de hacer espacio para las viviendas. Otro sugiere mantener el puerto como está y construir enormes plataformas sobre sus ajetreadas grúas ribereñas, sobre las que se podrían edificar rascacielos residenciales.

Los funcionarios creen que esta idea es factible y el operador del puerto dice estar abierto a la idea, pero el costo y los niveles de apoyo público aún se desconocen.

Al igual que otras concepciones más ambiciosas para la creación de viviendas, es probable que las torres que estarían sobre el puerto jamás se construyan, pero la idea de edificar de nuevo los puertos no es tan inusual. Uno de los primeros desarrollos inmobiliarios privados a gran escala de Hong Kong, Taikoo Shing, se construyó sobre los astilleros de Swire Co.

“Es una forma divertida, y orientada al diseño, de estimular el debate e incluso crear proyectos de modelos a pequeña escala”,

James Law, arquitecto.

664 mil
dólares fue el costo de un solo espacio de estacionamiento en la ciudad.

18.5
metros cuadrados mide uno de los nuevos nano departamentos.

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