En Empalme, una señora dice “con permiso” para pasar entre dos jóvenes, uno de los cuales encañona con una pistola en la nuca a un segundo, arrodillado. Como si se tratara de dos niños que juegan futbol en la vía pública, los sicarios interrumpen su actividad dejando pasar a la señora.
En Obregón, la policía dice no responder por el ataque a la ciudadanía, apenas se cuidan ellos mismos. En Agua Prieta, el ruido de las balaceras se ha vuelto usual a la ciudadanía.
Parece irreversible. Andrés Manuel López Obrador encabeza cada sondeo. Del otro lado, Enrique Peña Nieto es el Presidente más impopular de la historia contemporánea. Si hay que elegir a un responsable de ambos temas, ése parece ser Miguel Ángel Osorio Chong, quien como Secretario de Gobernación ha sido responsable directo de la seguridad y paz nacionales. El país es más violento que nunca, y por tanto el poder es más impopular.
Sonora es el botón de muestra de por qué están como están las tendencias electorales. No importa dónde vayas, es muy alta la probabilidad de quedar atrapado un día y una hora cualquiera, entre dos fuegos de bandos enemigos. ¿Eso es igual en todo el país? Sí, pero en Sonora la naturalización de la violencia y la prevalencia de los criminales llegan a ser espeluznantes.
Como analista del desarrollo, me toca recorrer el país, averiguar cómo vive la gente, cómo se pueden proponer cambios. En ningún lugar como en Sonora, comprar drogas en cualquier esquina llega a ser tan público. En ningún lugar, la autoridad se declara tan incompetente a lo que pueda ocurrir a los ciudadanos. En ningún otro lugar, asesinatos y balaceras, son tan comunes. En ningún otro lugar, los mexicanos están ciertos que una bala los puede alcanzar no importa dónde estén.
También en ningún otro lugar, el desdén del centro es tan palpable. En general, la frontera norte ha sido abandonada por los poderes centrales, siempre interesados en las entidades con muchos votos, Ciudad de México, Estado de México, Jalisco, Puebla, Veracruz, y algo más. El sentimiento en la frontera norte es que históricamente han tenido, y seguirán teniendo, que enfrentar sus problemas sin el concurso de las autoridades federales.
Ante este panorama, la propuesta de Andrés Manuel López Obrador de “más becarios = menos sicarios” tiene sentido. La mano de obra joven es tan barata hoy, que los halcones reciben 1000 pesos al mes y un teléfono celular. Lo hemos sabido desde hace tanto, que es difícil entender por qué la propuesta es tan criticada. Y por qué el equipo de Andrés Manuel lo ha explicado tan mal.
Si podemos rebasar ese umbral, probablemente algunos jóvenes no verán el incentivo de incorporarse a las filas del crimen organizado. La pregunta que algunos han hecho es si tenemos dinero para ello. Ésa es otra pregunta que el equipo de Andrés Manuel no ha resuelto a satisfacción. Tal como están las cosas, no lo sabemos. Pero parece que la apuesta vale la pena, si logramos llegar a los números correctos.