Opinión

Padre nuestro

Aquí les comparto esta interpretación de una de las más conocidas y sencillas pero poderosas oraciones en las sabias palabras del maestro Joseph Michael Levry

En la católica, como en todas las religiones y tradiciones espirituales existen oraciones majestuosas que nos ayudan a abrir o ensanchar esa parte en nosotros que nos permite volver a creer, a tener fe, esperanza y amor, así como a anclar nuestro sostén en aquello que no se ve que pertenece a la sustancia de una inteligencia superior que todo lo acomoda en un orden perfecto y matemático que, a veces, la mente no logra traducir o alcanzar a vislumbrar, y que refrenda que somos espíritus viviendo una experiencia material y no lo contrario. Independientemente de la creencia, el significado y el código que encierran estas palabras puede ser leído por cualquier ser humano que esté atravesando por momentos difíciles.

Aquí les comparto esta interpretación de una de las más conocidas y sencillas pero poderosas oraciones en las sabias palabras del maestro Joseph Michael Levry para ayudarnos en los tiempos complicados, y que la verdad, la bondad, la belleza, la confianza, la armonía y la paz nos acompañen hoy y siempre: “Padre Nuestro que estás en el cielo: ahora soy consciente de la infinita y eterna presencia en quien yo vivo y por la que pienso y creo; Dios, el principio inmutable de bondad perfecta, es la única presencia y el único poder en mi vida; soy hijo de la bondad absoluta; todo lo que llega a mi vida es bueno y estoy recibiendo ahora mi mayor bien en cuerpo, mente, corazón, alma, espíritu y quehaceres diarios.

Santificado sea tu nombre: esta presencia divina infinita y eterna en mí es total y completa; es la actividad de la salud que sana, de la inteligencia lo que inspira, de la sustancia lo que prospera y del amor lo que armoniza. Venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la Tierra como en el Cielo: yo soy un Dios, una gloriosa posibilidad; ahora permito que Su idea perfecta acerca de mí, se desarrolle en mí y a través de mí; mi deseo por mejorar es el deseo de Dios para perfeccionar aquello que Él está expresando como yo y dejo que Él haga las cosas a su manera; me veo haciendo lo que Él me ve siendo. Danos hoy nuestro pan de cada día: no tengo existencia fuera de la presencia de Dios porque soy esa presencia que se expresa como yo; mi mente es un centro de operación divina, trayendo un incremento ilimitado y hermosa expansión hacia algo completamente nuevo y mucho mejor que lo que existió en el pasado; por lo tanto, nunca puedo ser separado de toda la sustancia suficiente del opulento Universo; estoy rodeado de Sustancia Infinita y esta Sustancia Divina se manifiesta en mí de manera apropiada; Dios es el principio inmutable de bondad perfecta; mi bondad es mi apoyo ilimitado; Dios es mi apoyo ilimitado y mi apoyo ilimitado es Dios; reclamo mi herencia divina y diariamente, perpetuamente manifiesto abundancia; Dios es mi proveedor permanente y perfecto.

Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden: la presencia divina infinita y eterna en mí, es mi potencial para disolver todos los conflictos o transgresiones: la presencia divina en mí es amor, me ama y ama a través de mí cuando perdono; me libera pues me permite dejar ir y deshacerme de todos mis pensamientos limitados acerca de mí y de los demás.

No nos dejes caer en tentación y líbranos del mal: la presencia divina infinita y eterna en mí es mi luz y mi salvación; no hay oscuridad en la luz, y no puede haber ninguna oscuridad en mí, cuando estoy establecido en la unidad espiritual con la presencia divina infinita y eterna dentro de mí, que es “mejor que la luz y más seguro que una manera conocida”. Porque tuyo es el Reino, el Poder y la Gloria por siempre: en todo lo que trato de ser, hacer o tener, humildemente me doy cuenta de que en la presencia divina infinita y eterna está mi propia idea de aspiración, mi voluntad para comenzar, mi fuerza para seguir, mi poder para alcanzar y la gloria de todos mis logros; esto es verdad y ahora está hecho. Amén.

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