Opinión

Ser un éxito

¿Tienes conscientes los parámetros con los que mides tus niveles de éxito? O sencillamente has dejado que se incrusten en ti desde la mente colectiva y permanezcan en el inconsciente generando un gran estrés y un sentido de constante insatisfacción. Generalmente tenemos asociado el éxito a ideas sumamente estigmatizadas y a imágenes rígidas como de cuadros de revista acerca de lo que consideraríamos un éxito en la vida, o al menos aquello que nos acredite como personas que han abordado el camino del éxito.

Además de que están hechas de grandes bloques y enormes ambigüedades, las ideas de éxito giran en torno a una sobreestimación de las comodidades materiales y de la imagen que proyectamos a los demás. Si hacemos una revisión honesta y traemos a la mesa eso que consideramos como puntos de éxito, lo más seguro es que encontremos que gran parte de la lista está hecha de cosas que ni siquiera queremos y que son lejanas a lo que somos. Sin llegar al extremo del conformismo, visualizar los pequeños grandes logros de cada día puede ir tejiendo una fibra muy fina y resistente de lo que en verdad constituye el éxito de ser quienes somos y lo que ofrecemos al mundo con nuestros talentos naturales.

A veces ayudar a alguien que lo necesitaba desesperadamente con una pequeña acción, una palabra de aliento o demostración de afecto que cambió el rumbo de sus decisiones para bien, es un gran éxito en nuestro haber pero poco reconocido para el rimbombante eco de la conciencia colectiva que tenemos inscrita. Aquellas cosas en las que nos superamos a nosotros mismos, como esas barreras que nos limitan pero que ocultamos al exterior y que un buen día logramos brincar, son un verdadero éxito en nuestra evolución.

Es muy importante reconocer todos esos pasos que damos y que están en la materia de la vida cotidiana porque ahí se esconden muchas claves para no dejarnos apabullar por la idea aplastante de que somos un fracaso. Aquellas cosas que hemos aprendido como factores de impacto en el éxito de nuestras vidas se convierten en puntos de comparación constante entre lo que tenemos y logramos y lo que supuestamente queremos alcanzar.

Debemos ser muy conscientes ante todos estos códigos que hemos aprendido para que no sean herramientas de tortura interior y de condenación constante y cruel cuando no hemos llegado a ciertas metas. Es más importante encontrar el verdadero sentido de nuestro llamado interior y de lo que realmente representa nuestros intereses más genuinos, porque en ese camino se encuentra el tesoro de nuestro éxito para Ser. Abre los ojos a la realidad de que cada día tienes ante ti la posibilidad de ser un éxito de amistad, de servicio, de nobleza, de dignidad, de integridad, de agradecimiento, de bondad, de generosidad, para ti y para los que te rodean.

El éxito no sólo depende de lo que alguien reconozca de ti, sino de aquellas cosas que no se ven pero que se sienten y que no tienen un valor material sino en el impacto que provocan en otras vidas. Muchos alcances significativos pasan desapercibidos bajo la sombra de los éxitos etiquetados: una casa, un auto, un puesto, un cuerpo, cierto nivel de fama o de poder, etcétera., que en realidad son aspiraciones acartonadas que ocupan el lugar de la realización de los verdaderos logros.

Por esto es muy injusto que un altísimo porcentaje de las personas sintamos que si no cumplimos ciertos estándares seguimos en las tinieblas del fracaso. El verdadero fracaso es no aprender de las experiencias, no querer crecer, rebotar mil veces con la misma pared, tener siempre las mismas reacciones, saborear la vida desde el mismo palco, no superar los prejuicios, ser los mismos jueces, verdugos y condenadores de siempre o bien convertirnos en las eternas víctimas que culpan a los demás por no haber hecho nada, para después tomar venganza y perpetuar los ciclos destructivos. El éxito que ilumina tiene mucho más que ver con nuestro interior que con aquellos terrenos que logremos abarcar hacia afuera.

* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Publimetro.

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