Las mujeres en México participan activamente en la vida nacional. Según datos oficiales, el 28.5 por ciento de los hogares en nuestro país tienen una jefa de familia, forman parte del 52 por ciento de la lista electoral, el 49.3 por ciento son universitarias, y un 43.2 por ciento son trabajadoras. En materia de participación política, en las últimas elecciones en el Congreso de la Unión obtuvieron 241 de las 500 curules de la Cámara de Diputados y 63 de los 128 escaños del Senado de la República.
Si bien la elección de 2018 vio cristalizados los esfuerzos para incrementar la participación de las mujeres en política, la deuda está en el incremento de los feminicidios que han alcanzado cifras nunca antes vistas pues nueve eventos de esa terrible naturaleza se reportan diariamente, siendo esta la cifra más alta reportada por la Organización de las Naciones Unidas, en América Latina.
Por si fuera poco, más datos oficiales parecen dejar de manifiesto que la violencia hacia las mujeres se está generalizando e intensificando: 47 por ciento de las mujeres mayores de 15 años sufrieron algún episodio de violencia por parte de su pareja; el 7.3 por ciento manifestaron haber sido obligadas a tener relaciones sexuales; el 25 por ciento de las niñas sufrieron abuso sexual antes de cumplir los 18 años cuando el 60 por ciento de esos abusos se reportaron dentro de sus hogares por familiares o conocidos. Adicionalmente, 86 niñas fueron asesinadas por violencia de género el año pasado, convirtiéndose en la cifra más alta de la que se tiene registro, la mayoría de los casos fueron reportados a escasos metros de distancia de sus hogares.
Es decir, las mujeres en México empiezan a ser violentadas desde temprana edad y cada vez más cerca de sus hogares, los cuales deberían ser consideradas zonas seguras.
Ante tal escenario de violencia y tras los primeros cien días del gobierno de López Obrador, vale la pena analizar ¿cuáles son las acciones de está administración en pro de las mujeres?
Es innegable que nombrar a una mujer al frente de la Secretaría de Gobernación fue un hecho histórico, particularmente al tratarse de una jurista con tan importante carrera como lo es Olga Sánchez Cordero. Lo anterior acompañado de un gabinete paritario con la mitad de las mujeres en secretarías clave.
Sin embargo, está administración ha demostrado que el empoderamiento de las mujeres va más allá que simples cuotas de género, pues está más relacionada con la calidad que con la cantidad. Un claro ejemplo: la gestión de Rocío Nahle al frente de la Secretaría de Energía ha sido más que lamentable, vale la pena recordar su explicación sobre la tragedia en Tlalhuelipan, intentando explicar a los medios por qué el gobierno no cerró los ductos desafiando a la misma ley de gravedad.
Pero López Obrador empeñado en echar a andar medidas populistas que no resuelven los problemas de las mujeres, ha tomado decisiones que afectan sus intereses. En semanas anteriores hemos hablado del recorte de presupuestos a asociaciones civiles que atendían a mujeres víctimas de la violencia. Su primer respuesta fue que atenderán directamente a las afectadas por medio de apoyos económicos, tiempo después la titular del Instituto Nacional de las Mujeres comunicó que la Red de refugios pasará a estar bajo la rectoría del Estado y la titular de SEGOB dijo después que los refugios operados por Organizaciones de la Sociedad Civil serán tomados como modelos para la implementación de otros bajo el control del gobierno. Nuevamente un problema grave de comunicación que deja a las víctimas sin información.
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El señor presidente considera que los problemas sociales del país se resuelven repartiendo dinero, pero hasta el día de hoy no ha explicado una estrategia clara para contener y erradicar la violencia a la mujer que cada día es más grave.
Si bien celebramos que mujeres ocupen cargos destacados en el gobierno, ¿de qué sirve tener un gabinete paritario si no existen programas que incidan realmente en la vida de las mujeres de este país, sino que el presidente considera que las estancias infantiles y los refugios para mujeres violentadas son una pérdida de dinero que es susceptible de recortes que afectan su operación.
Con estas acciones emprendidas López Obrador ha dejado muy claro que no es aliado de las mujeres ni de las niñas pues aunque les vendió en campaña lo contrario, hoy demuestra tener un ADN machista donde las mujeres no tienen una posición prioritaria en un país donde cada vez es más latente el grito de #NosQueremosVivas. Van tan sólo 100 días de su gobierno así que esperamos que corrija pronto. Al tiempo…
*Mariana Gómez del Campo, Secretaria de Asuntos Internacionales del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Acción Nacional