Opinión

5 aprendizajes de los millennials y una historia de salsa de tomate

Para ser leída con: “Patience”, de Tame Impala

Scott Norton y Mark Ramadan estudiaban en la Universidad de Brown, cuando coincidieron en una cosa: no les preocupaba tanto la crisis financiera de 2008, como la salsa catsup Heinz. 

Y es que la veían en tiendas y restaurantes como única opción, siendo que tanto ellos dos, como sus compañeros de clase, estaban cansados de las típicas marcas que no habían cambiado en 70 años. Fue así como decidieron hacer frente a los alimentos destinados a un mercado de masas con su propia salsa orgánica. La llamaron Sir Kensington y la encuentras en los principales supermercados en Estados Unidos.

La historia de Scott y Mark es simple, pero útil para el punto de este texto. Para muchos, parece que los millenials sólo saben quejarse, sin embargo hay muestras de argumentos al respecto de sus quejas y acciones específicas de cambio.

Se les tildó de irresponsables, narcisistas y cortoplacistas. Magnetizados al celular y bendiciendo la comida a través de Instagram, se les criticó de creer que merecían todo, aún viviendo en casa de sus padres y de pretender comerse el mundo, uno que por cierto ya olía a podrido. Pero los millennials son mucho, mushísimo más que esto y con un poco de empatía (y de inteligencia) habría que aprenderles varias cosas. 

Los también conocidos como generación Y son los nacidos entre los años 1981 y 1995. Su pecado: haber llegado al mundo entre dos modelos de pensamiento: uno analógico y otro digital, y el mundo en punto de ebullición. 

Pero como en todo, hay matices y perspectivas y hoy podemos hablar de, al menos, cinco grandes aprendizajes a partir de su visión del mundo, que dicho sea de paso, probablemente es tan criticada porque dar la razón no sñolo es difícil, duele al ego.

 1. Los Millennials podrían ser la generación más interesante de la historia. 

No, ningún millennial está patrocinando estas palabras. Los millennials son la generación más numerosa. Sus decisiones y hábitos de consumo dictan la agenda de los mercados. Sólo seamos justos con el momento actual y veamos: luego de encontrar un planeta sin muchas promesas para ellos, decidieron hacer las propias a partir del emprendurismo y de mantenerse firmes en una filosofía de vida sustancialmente práctica: «experimento, disfruto, me hago responsable y luego existo». Con eso pusieron sobre la mesa nuevas reglas de convivencia social y profesional.

2. Cambiaron la manera en la que se ve un trabajo. 

Los millennials tienen una visión distinta de la realidad. Se muestran pesimistas ante la política y quieren trabajar para empresas que generen un impacto positivo en el planeta.

Según Greg Weiss, el 30% de la generación Millennial no dura ni 90 días en un nuevo trabajo. Para el punto de vista Baby boomer, esto es resultado de la falta de estructura y disciplina. Desde otro punto de vista, ¿qué decisión más genuina el saber decir «No» en lugar de soportar algo que no te va a hacer feliz o simplemente no te convence ni para un mediano plazo?

En otro estudio de la empresa Deloitte, se revela que el 75% de los millennials considera que las empresas se enfocan en su propia agenda, cuando podrían tomar en cuenta a la sociedad y sus intereses. Y al preguntarles ¿cuáles son los aspectos prioritarios para pertenecer a una empresa?, revelaron: 63%, el salario; 52% la cultura y 50% contar con flexibilidad.

¿O es que realmente quieres andar tras un escritorio de lunes a viernes y que de eso trate tu vida? El Millennial lo dejó clarísimo: trabaja para estar contento, no para lucir en un cuadro de honor corporativo. Probablemente se nos había ocurrido, pero ellos lo llevaron a cabo. 

3. Nos invitaron a ver cómo estamos quebrando el planeta

En los 90 era común quejarse del clima y culparlo de su molesto calor o frío. Ahora seguimos mentando madres (medio) a sabiendas de quién es el culpable. Desde el calentamiento global, pasando por la vaquita marina hasta el sofisticado operativo contra los poppotes, los millennials han colocado una buena patada en el trasero. Se llama cuestionar el orinarse sobre su cama. Cosa que varios animales aprenden a las primeras semanas de vida 

4. Los pequeños placeres son importantes. 

Un millennial no gana mucho pero compra bastante. Según la Profeco el 54% de los jóvenes hace compras que se salen de su presupuesto y 20% prefiere gastar en lugar de ahorrar. Sé que esto parece indefendible, pero la perspectiva ayuda a comprender que se trata de una generación que se estrelló con las promesas de sus padres y abuelos y a partir de eso moldea su parado sobre el mundo. Un trabajo para toda la vida. Una pareja. Una carrera. ¡Paj! Olvídalo, ¿o vine a este mundo a padecer?

Como saben que no tendrán un plan de pensiones, deciden disfrutar el momento, aunque en cuanto pasa la diversión hay aflicción por las finanzas. Un estudio desarrollado por Charles Schwab expone que el 79% invierte su dinero en ir a restaurantes de moda, 76% en gadgets, 73% en conciertos y 69% en prendas de ropa. 

5. Cambiaron los paradigmas de una sociedad prejuiciosa

Le guste a quien le guste, a partir del cuestionamiento millennial es que se han abierto discusiones en torno de minorías vejadas por su pigmentación, preferencia sexual y raza. Podrán señalarlos de buscar problemas y causas donde aparentemente no los hay o de hipersensibilizarse al grado de comandar cruzadas para evitar daños psicológicos en las bacterias. El hecho es que esto apunta a generar una carencia que veníamos omitiendo como especie: conciencia social. 

De acuerdo con un estudio de Ipsos Mori, el 71% de los millennials se consideraba «exclusivamente heterosexual». No es casualidad que a partir de esta generación haya surgido el concepto «pansexual», que es la atracción por una persona sin importar su género.  

Y es falso que no les guste la política. Lo que no les gusta es esta política. Los millennials se indignan en redes sociales, lanzan hashtags para movilizarse y también acuden al llamado a la calle. Parece ser que tienen conciencia de que el mundo debe cambiar y no lo hará solo.

Tal vez quieren cambiar el mundo porque no les queda de otra. Probablemente vieron la casa tirada y su manera de limpiar es diferente a la que hubiéramos empleado. 

Lograr la atención de un millennial es un reto genuino frente a la cantidad de información que tienen en la mano. Pero en el fondo es claro que como cualquier otra generación vale la pena acercarse para comprenderla y, a partir de esa atención, establecer nexos y puentes como los que hicieron Scott y Mark para disfrutar y compartir una salsa cátsup diferente.

* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Publimetro.

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