Un Plan Nacional de Desarrollo con muchos buenos deseos

El Plan Nacional de Desarrollo (PND) presentado el 30 de abril pasado por el Ejecutivo es un documento con muchas esperanzas y deseos, pero con una clara falta de cómo materializar las expectativas de mejora vía políticas públicas efectivas, responsables y viables.

El PND materializa las evidentes contradicciones entre lo que se pretende alcanzar y lo que se está haciendo actualmente en la realidad, los objetivos se convierten en deseos con estrategias difusas o incluso contradictorias.

El Plan tiene una parte de “Presentación” al inicio que básicamente son citas que por cierto distan mucho de estarse cumpliendo a cabalidad y muchas ni si quiera remotamente: “honradez y honestidad”, “no al gobierno rico con pueblo pobre”, “nadie al margen de la ley y por encima de la ley nadie”, “el mercado no sustituye al estado”, “por el bien de todos, primero los pobres”, “el respeto al derecho ajeno es la paz “, “democracia significa el poder del pueblo”. Estos son ideales, principios, frases, pero no es un Plan Nacional de Desarrollo. ¿Cómo se va a cumplir el que nadie esté al margen ni encima de la ley, si se nos acaba de decir que entre la ley y la justicia hay que optar por la justicia? En ningún momento se ha solicitado que el mercado sustituya al estado, pero eso tampoco puede implicar cancelar un proyecto de la magnitud del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México cuyo costo asciende a cerca de 300 mil millones de pesos; ni echar para atrás o cancelar los proyectos de inversión privada que harían a Pemex más competitivo y viable; ni decir que va a haber más inversión pública cuando esto va a ser prácticamente imposible si la economía en vez de crecer al 4% crecerá entre el 1% y el 1.5% este año.

Quisiera destacar que el Plan, en su objetivo 2.2 que aborda el concepto de “bienestar”, habla textual de la aspiración “a garantizar una educación de calidad” y contradictoriamente, la propuesta de Reforma Educativa que planteó el Ejecutivo canceló toda mención a la palabra “calidad”.

Para atender los grandes problemas de la nación se requiere no solo de un buen diagnóstico -realista y no ideologizado-, si no de un verdadero plan que transforme las necesidades en respuestas concretas de políticas públicas para atenderlas.

Queda claro que todos los mexicanos deseamos que nuestro país crezca y que las desigualdades se reduzcan, pero el crecimiento económico y el progreso social no se darán solamente a través de buenas intenciones.

* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Publimetro.

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