Claramente el hecho de que las cuatro empresas invitadas a participar en la licitación para el proyecto de construcción de la refinería de Dos Bocas por el propio ejecutivo federal hayan rechazado las condiciones -que se construya en tres años, que no supere los 8 mil millones de dólares presupuestados, y que se dé cumplimiento a los estándares internacionales de calidad y eficiencia energéticas- para la realización de la refinería, demuestran que es un proyecto de construcción inviable en los tiempos y recursos señalados por el presidente de la República.
8 mil millones de pesos no es lo que va a costar esa obra en realidad y no se puede terminar en menos de 8 años, tal como señaló el análisis del proyecto publicado por Citibanamex en días recientes, situación que, por más que el gobierno federal insista en tener otros datos, todas y todos los mexicanos pagaremos, pues las finanzas públicas se verán severamente comprometidas con este proyecto, que evidentemente no es rentable.
Está por demás decir que este será uno de los más grandes errores que cometa el titular del Ejecutivo Federal, a la par, por supuesto, de la cancelación del aeropuerto de Texcoco NAIM, que ha puesto a México en una situación desfavorable para las calificadoras a nivel internacional. Tantos expertos no pueden estar equivocados.
Ayer el presidente anunció un acuerdo con JP Morgan, HSBC, y Mizhudo Securities, que implica un par de cifras que ~casualmente~ suman 8 mil millones de dólares de refinanciamiento para pagar la deuda de Pemex. Ojalá que así sea, pues al tratarse de la misma cantidad que en principio se cotizó para el proyecto petrolero de Dos Bocas, podría despertar suspicacias. ¡Atentos que Dos Bocas no vaya a ser financiada con deuda recién contraída!