El mundo está inmerso en una revisión profunda de las relaciones comerciales. Ello ha propiciado algunos ajustes y en ese marco se inscribe la suscripción del acuerdo conocido como T-MEC. Este nuevo instrumento actualizó al aun vigente Tratado de Libre Comercio de Norteamérica y significó un avance importante para México, en diversos aspectos, como por ejemplo el fortalecimiento de nuestra soberanía energética.
En el caso de México el proceso para la aprobación y ratificación del nuevo acuerdo fue rápido, gracias a que se cuenta con instituciones sólidas y con fuerzas políticas que están convencidas de que en un contexto de alta competencia económica internacional, es indispensable que todos cerremos filas para promover el desarrollo del país, en beneficio de la sociedad.
Los procesos que están llevando a cabo las otras naciones participantes, como son Estados Unidos y Canadá tienen sus propias características y deben llevarse a cabo dentro de sus propias leyes, en los tiempos y formas que determinen. De igual forma, es necesario tomar en cuenta sus circunstancias políticas internas lo cual es un factor fundamental para que en esos países se llegue a la ratificación.
En tanto eso sucede, sigue operando el tratado de libre comercio que ya tiene poco más de 25 años de vigencia. En ese sentido, el gobierno mexicano ha actuado con prudencia para evitar que se den situaciones no deseadas y que pudieran complicar, en un momento dado, el intercambio de mercancías entre los tres países.
Un elemento importante es que sin descuidar el tema, se siga actuando como hasta ahora con apego a los principios de política exterior de cooperación internacional y de respeto absoluto a los asuntos internos de los otros países. En ese sentido, a través de los canales diplomáticos se está trabajando para avanzar en la ratificación del T-MEC porque tiene aspectos positivos que son valorados tanto en los ámbitos público como privado de los tres países. Por eso debe haber confianza en que pronto el acuerdo comercial tendrá plena vigencia.