El gobierno de Andrés Manuel López Obrador vivía un momento sumamente crítico en su administración. La violencia desbordada en varios estados del país o los acontecimientos tanto en Culiacán como en los límites de Chihuahua con Sonora fueron eventos que pusieron la estrategia de seguridad en medio de serios cuestionamientos.
La economía está estancada, no habrá crecimiento este año, el polémico nombramiento de la morenista Rosario Piedra para encabezar la Comisión Nacional de Derechos Humanos o la propuesta de Morena para modificar el tiempo en la dirigencia del Instituto Nacional Electoral, eran otros temas de discusión.
También teníamos en la agenda la llamada Ley Bonilla y las penosas declaraciones al respecto de la Secretaria de Gobernación Olga Sánchez Cordero, los problemas de hackeo en Pemex, al parecer por no pagar el antivirus y la corrupción del aún titular de la Comisión Federal de Electricidad, Manuel Bartlett.
A pesar de tantos pendientes que resolver, hoy el gobierno del Presidente López Obrador habla del asilo que se le brindó al ex presidente de Bolivia, Evo Morales. El canciller Marcelo Ebrard ha dedicado tuits, mensajes a medios y discursos en las conferencias matutinas para profundizar en el tema que si bien en relevante no es el mas importante para nuestra nación en estos momentos.
Más allá de la tradición de México para brindar asilo a políticos extranjeros, lo cierto es que este tema le vino bien al mandatario y a su equipo. Evo Morales, sin proponérselo, logró desviar la atención de los problemas que nos venían aquejando en las últimas semanas y poner en la agenda un tema diferente que funcionarios de la 4T han resaltado a su favor.
Una distracción que, sin embargo, se desvanecerá en pocos días y volveremos a nuestra realidad, a la realidad en la que el gobierno tendrá que rendir cuentas, tendrá que hablar de los temas de seguridad, de la falta del crecimiento económico, de la corrupción o de lo que sucede en Pemex, a pesar de que quisieran durante todo el sexenio hablar del compañero Evo.
Últimas palabras
Se puede estar en contra de un fraude electoral como en Bolivia y también en contra de un golpe de estado, no todo es blanco o negro.