Una ‘ola’ de incredulidad desatada por el coronavirus

Hasta el momento, aunque se está masificando la información sobre todas las medidas preventivas que debemos considerar para evitar los contagios, también es claro que la gran incertidumbre en México frente al COVID-19 son nuestras deficiencias en la infraestructura de salud pública con la que contamos, no de ahora y frente al virus, sino desde hace muchas décadas.

Si a la desconfianza añeja anterior le sumamos la escasa información que hasta antes del clima de la crisis contábamos o incluso medidas mucho más estrictas para no entrar, o bien, anticiparnos a la fase 2, es casi “normal” que el pánico sea el que controle a la percepción de la población.

Por eso mismo, crece una “ola” de incredulidad ante lo que sí seguramente está haciendo la Secretaría de Salud o el Gobierno Federal, a quienes debemos dejar hacer su trabajo. No obstante que han tenido errores graves en su comunicación (por ejemplo, los actos masivos del Presidente o las declaraciones últimas del Dr. Lopez-Gatell sobre la ‘fuerza moral’ del Presidente sobre la ‘fuerza del contagio’).

Todavía no estamos en la fase más crítica de la pandemia. Por tanto, estamos a tiempo de corregir rumbos de decisiones que serán clave para detener que se incrementen los riesgos, como ya lo está haciendo la Unión Europea o Canadá al cerrar sus fronteras.

O el cambio de hábitos privados y públicos que puede hacer una cadena empática y solidaria de cómo entre toda la ciudadanía podemos contribuir a la solución del problema: lavarse las manos, quedarse en casa, permitir hacer home office -si se es empleador-, no permitir que las y los infantes, así como adultos mayores están expuestos a las conglomeraciones de gente.

Es momento de colaborar y no pelear. Finalmente, la crisis ya está aquí a nivel global y más nos valdría gastar tiempo, dinero y recursos en responder a la altura de las circunstancias, una vez que también realidad es que hay más gente necesitada de información, de pruebas para el coronavirus y de atención médica. Mantener la táctica y la calma son los mejores antídotos para no equivocarnos más en estas circunstancias que dependen de todos para frenar las consecuencias que no sólo serán en salud pública sino en un sistema económico que ya se ve impactado negativamente por esta circunstancia.

* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Publimetro.

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