La corrupción que se vivió en el sexenio anterior es, probablemente, la más grande que ha vivido nuestro país en los últimos gobiernos. El Partido Revolucionario Institucional, aquel que llamaron nuevo PRI, se mostró como lo que es, el mismo partido corrupto que gobernó durante décadas. Aquel que gobierna y hace campaña comprando conciencias, dando dinero, sobornando.
El problema es que la corrupción en nuestro país tiene muchas caras, muchos colores. No solo es el PRI quien corrompe, aunque sí los más descarados, lo mismo pasa en Acción Nacional, Morena, Verde o cualquier otro partido político en México. El problema es que los políticos ven en el poder no una forma de ayudar, sino de beneficiarse.
Las ligas de René Bejarano ayudaron políticamente a unos y perjudicaron a otros. Hoy, las maletas de dinero que salieron de Pemex ayudan a aquellos que fueron perjudicados en el pasado y perjudican a los que celebraron los videos de las ligas del año 2004. El combate a la corrupción no existe, lo que vemos en simple revanchismo político.
Nadie cree que todos los cercanos al presidente Andrés Manuel López Obrador estén libres de corrupción, es impensable que Manuel Bartlett, Napoleón Gómez Urrutia o Miguel Barbosa no hayan cometido actos de corrupción, sin embargo, ellos no serán señalados porque pertenecen al partido del mandatario.
El presidente insiste en que se dé a conocer todo el contenido de los videos que pueda tener Emilio Lozoya, así como su declaración. El mandatario lo que quiere es que se demuestren las corruptelas de los otros, pero no las de los suyos. López Obrador no quiere acabar con la corrupción, sino exhibir a los corruptos que militan en la oposición, no es lo mismo.
Mientras tengamos políticos que piensen en la venganza como premisa, que tengan metas de tres años para perpetuarse en el poder o simplemente utilicen la justicia para ganar elecciones, estamos condenados a un ciclo eterno de filtraciones y videos que no terminan con la corrupción sino la pintan del color opositor.
El video que muestra las maletas de dinero confirma lo que muchos políticos son. En quince años pasamos de las ligas de René Bejarano a las maletas de Emilio Lozoya, durante décadas se ha desviado el dinero público para beneficiar a unos cuantos, horas en video incontables se necesitarían para demostrar todos los ilícitos que han soportado los ciudadanos.
Aplausos para el combate a la corrupción, castigo para los políticos que se benefician del dinero público, nadie está en contra de ello. Pero no dejemos de señalar que todo el caso de Lozoya es un espectáculo en beneficio de unos y perjuicio de otros, nada más.