López Obrador no se ha cansado de repetir que México superó la pandemia, que la dominó y que está bajo control, pero tan solo los datos oficiales muestran que no hay nada más lejos de la realidad. En las últimas dos semanas se rebasaron el millón de contagios y 100 mil fallecimientos, un escenario catastrófico para el país, pues 2020 se convertirá en el año con el mayor número de muertes en toda la historia nacional.
Aunque el gobierno federal insiste en que la estrategia no está en detener contagios sino en evitar muertes, lo cual parece no tener ninguna lógica porque la letalidad está directamente relacionada con los contagios, hasta el mes de octubre, datos oficiales muestran que se tiene un exceso de mortalidad en el país de 217,944 personas, que podrían estar vinculadas con la pandemia por quienes murieron en sus casas debido a la saturación de los hospitales COVID-19 en las zonas urbanas o quienes no tuvieron acceso a atención médica por otras enfermedades.
Ha quedado claro que la Secretaría de Salud ha cambiado en diferentes momentos la metodología para maquillar el impacto de la pandemia. Por ejemplo, el 27 de junio México alcanzó una letalidad de 12.40%, pero para el 28 de septiembre, el método se volvió a modificar bajando la letalidad a menos del 10%. Lo grave es que en nuestro país fallecen a causa del coronavirus, cuatro veces más personas que a nivel mundial y tres veces más que a nivel de Latinoamérica. ¡Una verdadera tragedia!
Pero el presidente sigue mintiendo descaradamente al afirmar que México es de los países del continente con menos muertes con respecto a su población, cuando los datos oficiales muestran que hay 773 muertes por millón de habitantes, ocupando el séptimo lugar de los 31 países americanos.
El discurso del gobierno federal que minimiza la pandemia no termina, después de la “Jornada Nacional de Sana Distancia” no hay una verdadera estrategia de información o de contención del COVID-19, han dejado a los gobiernos estatales a tomar medidas cuyo costo político no quiere asumirlo el presidente. Lo anterior deja una “nueva normalidad” que solamente es diferente por el uso de cubrebocas, pero que no incluye acciones necesarias para frenar los contagios provocando nuevamente una saturación de hospitales y el incremento de muertes.
La llegada del invierno ha provocado en Europa una segunda ola del coronavirus con datos superiores a los que se reportaron a principios del año provocando nuevos confinamientos y hasta toques de queda, para frenar la propagación de la enfermedad, medidas a las que el gobierno morenista se resiste al considerarlas “autoritarias”.
De hecho, fue una vergüenza la intervención de López Obrador en la Cumbre virtual del G20, que reúne a los líderes de las 20 economías más importantes del mundo, en esta reunión recomendó no imponer medidas restrictivas y no apoyar a las empresas para preservar empleos, sino repartir dinero a los pobres, justo la receta que explica el desastre sanitario y económico que vivimos en México.
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Incluso pese a los avances para tener una vacuna contra el COVID-19, la destrucción institucional provocada por la “4T” dificultará una campaña masiva de vacunación. Según datos del Secretario de Hacienda, México podría recibir hasta 10 millones de vacunas al mes, pero muchas de ellas requieren dos dosis para ser efectivas, lo que significa que se podría inmunizar hasta a 5 millones de mexicanos al mes, nos tomaría casi 26 meses vacunar a la totalidad de la población de nuestro país. Sin contar con que el Presupuesto 2021 aprobado por la mayoría morenista en el Congreso, no contempla ni un solo peso para adquirir estas vacunas.
El panorama sanitario y económico no es alentador, podríamos tardar hasta tres años en regresar a los niveles de crecimiento de 2018, pero eso no le importa al presidente, él solamente está interesado en las elecciones. No podemos bajar la guardia, la pandemia se está agudizando en México y debemos seguirnos cuidando, la responsabilidad está en nuestras manos. Al tiempo…