Para la Cuarta Transformación (4T) de la Vida Pública Nacional es importante exaltar el desarrollo civilizatorio del pueblo de México para combatir la degradación civil y procurar el “bienestar del alma “, uno de los 100 compromisos del presidente López Obrador el día de su toma de posesión.( fue el compromiso 99).
Es por ello que el Presidente ha presentado la “Guía Ética para la Transformación de México”, producto de más de 50 foros de reflexión, análisis y debate a lo largo de dos años con la participación de más de un centenar de instancias de gobierno que pusieron en el centro del debate la configuración ética tan requerida en nuestros días por la sociedad mexicana.
Ha sido evidente la degradación ética que padece el país con el mercantilismo, el consumismo, el bienestar individual por encima del colectivo, antivalores de la ideología neoliberal que han llevado a conductas antisociales, al desprecio de la ley, a la destrucción de la paz y desintegración en todos los niveles de la sociedad.
“Los más altos funcionarios dieron ejemplo de comportamientos corruptos y delictivos y de desprecio por el pueblo y hasta por la vida humana”, puede leerse en el prólogo del documento.
Ante la decadencia al que México fue conducido, requerimos de una sociedad fuerte, libre y justa, que permita fortalecer el respeto de las personas por sí mismas y por los demás, principios y valores positivos para la construcción de una vida y una sociedad mejores hacia una convivencia nacional pacífica, cívica, con libertad, paz, justicia, dignidad y seguridad. Se trata de una Guía para recuperar los valores morales y culturales que se perdieron en el período neoliberal, y para poder regresar los valores a la sociedad.
Menciona la importancia del respeto a la diferencia, para evitar imponer “nuestro mundo” a el de los demás en los ámbitos político, religioso, ideológico, económico, social, cultural, idiomático, de tradiciones y hábitos.
Debemos también respeto a la vida, pues “no hay nada más valioso que la vida, la libertad y la seguridad de las personas”; así como el respecto a la dignidad de las mismas, pues “no se debe humillar a nadie”.
Por otra parte, la paz y la libertad son indispensables, “pues nadie puede estar en paz sin libertad”; para ejercerla “es necesario que nadie ni nada, particularmente las autoridades, interfieran en nuestras elecciones personales, y que el Estado garantice nuestra seguridad, integridad y nuestra vida sin dañar a terceros, ni vulnerar sus derechos”.
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No olvidemos que el amor al prójimo es la esencia del humanismo, entendido éste “como la brújula y ancla principal de nuestras vidas”; recordemos también, como refiere la Guía Ética para la Transformación de México, que “no hay mayor alegría que la felicidad de los demás, al convertir el gozo ajeno en nuestro propio gozo, evitando convertir el sufrimiento de otras personas en motivo de nuestro placer, ni nuestro placer en ostentación”.
“No te aficiones al dolor; llora tus pérdidas y sigue adelante. Cuídate y quiérete, pero no disfrutes sintiendo lástima de ti mismo”, leemos en el documento. Cultivemos “el entendimiento del pasado para ayudar en la construcción de un mejor futuro”.
No olvidemos que “el agradecimiento es la mayor virtud de una buena persona”, así como el perdón, pues este “libera a quien lo otorga y a quien lo recibe”, considerando la enorme potencia liberadora del perdón, y además, “perdónate a ti mismo”, comprende las motivaciones de tu conducta indebida, conviértela en aprendizaje y enmienda el daño causado con el propósito de “no incurrir de nuevo en un delito de acción inmoral”.
Desde una perspectiva humanista, lejos del conservadurismo y autoritarismo, “los criminales y corruptos pueden redimirse por medio de la reflexión, la educación e incluso la terapia sicológica, sin renunciar, desde luego, por la seguridad de la sociedad y por motivo de justicia, a la posibilidad de sanciones como la privación de la libertad”.
Otros aspectos de la Guía Ética indican que la buena ley debe moderar la opulencia y la indigencia; pues no puede haber trato igual entre desiguales. También es importante, “no mentir, no robar, no traicionar”, y ser fraterno “al hacer propios los problemas de los demás”.
No olvidar que “al margen de la ley, nada; por encima de la ley, nadie. Todo, por la razón y el derecho; y nada, por la fuerza.
En cuanto a la autoridad y el poder: “el poder sólo tiene sentido y se convierte en virtud cuando se pone al servicio de los demás”.
Nos recomiendan “cuidar el aire, el agua, la tierra, las plantas, los animales y las cosas y así nos cuidaremos todos”; cuidemos de la familia, como “la principal institución de seguridad social en México”. No olvidemos que: “los compromisos se cumplen”; y que “no es más rico el que tiene más sino el más generoso”; recordemos también que: “No hay mayor satisfacción que tener trabajo y disfrutarlo”.
La Guía Ética para la Transformación de México es un documento al alcance de todos, que permite reflexionar en que el comportamiento apegado a las normas éticas es indispensable para vivir en armonía en todos los ámbitos de nuestra vida. Sin embargo, la adopción de la Guía Ética por parte de la sociedad es voluntaria «toda vez que es una referencia, no una ley».