Estamos a unas cuantas horas de celebrar la Navidad, una fecha que siempre nos ha reunido a las familias mexicanas y que es motivo de celebraciones, agradecimientos y encuentros con quienes amamos. Es la fecha esperada todo el año para finalmente “estar juntos” y poder abrazarnos y desearnos siempre lo mejor.
Hasta hace un año, millones de personas en el mundo y en nuestro país festejamos la Navidad, hasta hace un año al igual que muchos seres humanos yo también pude estar con mis padres, pero este año por vez primera en mi vida no estaré sentada en su mesa, ni en Navidad, ni en Año Nuevo.
Esta será una Navidad diferente. Para miles de familias será de profundo pesar y tristeza por la pérdida de un ser amado, a quien ni siquiera le dijeron “hasta pronto”. Para muchas otras, significará organizarse como nunca antes, es decir, en pequeños grupos, pues de no hacerlo, la Navidad podría convertirse en la antesala de contagios o incluso, de la muerte de algunos.
Hoy quiero invitarlos a que regalemos vida. Regalar vida es justamente asumir con responsabilidad una nueva manera de vivir la Navidad.
Estaremos separados físicamente porque es el camino para poder abrazarnos cuando esta pandemia nos de tregua, separados pero con amor y disposició. Hagamos uso de los medios digitales o telefonía para así estar cerca de quienes amamos, ver sus rostros y escuchar sus voces, ese será nuestro mejor regalo. No romper las recomendaciones de los expertos significará la mejor Navidad.
Sería una tragedia imperdonable que un abrazo de Navidad, no usar el cobrebocas o reunirse con el más mínimo riesgo, se convierta después en ausencias que serán para siempre, eso debemos evitarlo a toda costa.
El otro día leí en un letrero «en estos momentos urge que la empatía se ponga de moda», y que creo que sí.
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Platicando con Sofía, doctora del IMSS, me decía que las cosas están peor que al principio, «no los quiero espantar, pero en enero esto se va a poner peor si las personas no hacen caso de no reunirse y no usan adecuadamente el cubrebocas, aunque cierren plazas, comercios, si la gente no hace caso la transmisión seguirá», sostiene.
Sofía comparte que cada día contabilizan más personas graves que llegan al hospital, algunos por desgracia ya fallecidos, «por turno están muriendo en promedio cinco personas, en edades de 40 a 50 años», asienta.
Que nuestro regalo de Navidad y de Fin de Año, sea la empatía. Que regalemos vida y comprensión; que sirvan estos días para abrazar nuestras bendiciones y agradecerlas, y también, para acompañar a quienes sufren un duelo y pérdidas irreparables.
Esta Navidad podemos convertirla justamente en el nacimiento de una mejor ciudadanía, más responsable y menos egoista; renacer en el nosotros porque hoy sabemos que si alguien más se cuida nos cuida también a nosotros, y que si yo me cuido estoy protegiendo a muchos más.
Si la Navidad logra despertar en nosotros el valor infinito de la vida, de la nuestra y de quienes viven a nuestro alrededor, entonces será sin duda una Navidad que habrá valido la pena.
Nos vemos hasta el próximo año, reciban de mi parte un abrazo a la distancia solidario y respetuoso.
Esta Navidad, ¡regalemos vida!