La larga tormenta económica que herrumbra nuestra nación desde 2018, afecta ahora a más del 85 por ciento de las empresas a lo largo y ancho de México, dejando un grueso vado para las y los trabajadores quienes buscan ganarse la vida en un momento con pocas oportunidades.
Y mientras las aguas derramadas por la crisis sanitaria continúan inundando la economía familiar durante la Pandemia más grande de nuestro tiempo, en las aceras de todos los poblados y ciudades del país, la sangre de las víctimas de la violencia escurre sin límite.
No pueden esconderse los más de 79 mil casos de homicidios dolosos que siguen sin tener respuesta de las autoridades de la Cuarta Transformación desde que inició el actual sexenio.
Así lo muestran los datos del Índice de Paz de México 2021 (IPM), donde se destaca que el impacto económico de la violencia que corroyó cada espacio público nacional en 2020 fue de 4.71 billones de pesos, una cifra que equivale al 22.5% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional.
No cabe duda, las pestilentes vertientes derramadas en los arroyos nacionales por la actual administración siguen contaminando el desarrollo de México, hacinando nuestro crecimiento al ignorar claras señales. Una situación que podemos ver al poner atención en factores como la inflación, en la cual resaltan estimaciones que auguran una inflación cercana al 5.02% al cierre del año.
Estos son los grandes depredadores para el país. La creciente incertidumbre económica, el riesgo de la inseguridad y el coronavirus; sin embargo, no pude negarse que dos de ellos son dolores previos al encierro. Porque como he comentado en otros momentos en este espacio, el PIB tuvo un retroceso en 2019 de 0.3%. Justo cuando en el mundo se vivía una bonanza económica. Y la violencia ya estaba desbordada, rebasando los 36 mil 400 asesinatos.
En este momento, como señala la tercera edición de la Encuesta sobre el impacto generado por COVID-19 en las empresas (ECOVID-IE) del INEGI más de un millón 870 mil empresas han tenido una afectación por la pandemia y aún no se logra establecer un plan de acción como el Ingreso Básico Universal (IBU).
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Van más de 15 meses que la Pandemia golpeo a nuestro país y todavía no se tiene la sensibilidad para apoyar al sector laboral. La tercera encuesta del INEGI mostró que alrededor del 16% de las empresas aplicaron cierres temporales. El caso de fondo es que a estas alturas todavía no se haya optado por estas medidas que ayuden a impacta las y los trabajadores, quienes arriesgan sus vidas ante la epidemia y la inseguridad desatada en todas partes.
No hay paz, ni tranquilidad en nuestro país. Tan sólo en abril se contabilizaron 2 mil 370 homicidios; es decir, un promedio de 79 asesinatos al día. Estamos en una guerra donde los logros se cuentan con los dedos y las pérdidas en miles.
Datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) revelan que los estados con el mayor número de homicidios dolosos reportados en abril fueron: Guanajuato con 310 casos; Michoacán con 244; Estado de México con 192; Jalisco con 189; Baja California con 157; Chihuahua con 124; Guerrero con 85, y la Ciudad de México con 84.
¿Dónde está la estrategia para cumplir con lo más básico del pacto federal? No hay seguridad y la economía se desmorona en medio de una tormenta que ya genera socavones en todos lados.
Queda mucho por hacer para frenar la ola de violencia y para fortalecer la economía de México. No ignoremos los verdaderos temas que hacen gritar a las familias de desesperación.