En términos generales debemos decir que México pide lo que no da en materia de migración. Sin duda, las autoridades mexicanas deben tratar a los migrantes centroamericanos como queremos que traten a nuestros connacionales en Estados Unidos de América, como lo estipula el principio de reciprocidad.
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También existe el principio de unidad familiar, que estipula la no separación de los niños de sus padres o familiares migrantes. Los Derechos Humanos son universales, por tanto, los migrantes tienen derecho a atención médica y el hacinamiento no debería existir en ninguna de las estaciones migratorias.
Cuando el presidente era candidato, decía, de manera sistemática, que iba a proteger a los migrantes; hoy que tiene el poder, el presupuesto, y que es quien toma las decisiones, simplemente los ignora.
Los ejemplos son lamentables y con esa forma de tratar a los migrantes que tienen la necesidad de pasar por nuestro país, se elimina la calidad moral para exigir que los mexicanos sean tratados de manera digna en los Estados Unidos de América, entendiendo que las personas cambian de clima, dejan su casa, su escuela, su empleo, buscando una mejor calidad de vida, y con lo que se encuentran en su paso por este país, es una violación a sus derechos humanos.
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¿Recuerdan cuando en 2018, siendo presidente electo ya, López Obrador dijo que “Nada de maltrato con migrantes centroamericanos”? Pronunció literal: “no queremos que ellos sufran lo que padecen nuestros compatriotas, no queremos que haya injusticias”.
La realidad es que hoy le da la espalda a la migración, y están siendo brutalmente violentadas las mujeres y los hombres que han tenido que emigrar de su país. Qué rápido se le olvidó proteger a quienes huyen de la violencia y pobreza en sus países.
El día de hoy comparece, ante el Senado de la República, el Secretario de Relaciones Exteriores, y es muy importante para el Senado pero sobre todo para el país. Estamos hablando de la relación de México con el mundo; de la relación de México con los migrantes.
Una comparecencia importantísima a propósito de las recientes reuniones que el presidente sostuvo con sus amigos, los mandatarios de Cuba y Venezuela, señalados por violentar los derechos humanos de sus pueblos, y que agreden a sus opositores, e incluso los encarcelan.