Interiorismo

Diseño para la felicidad, la gran apuesta de Juan Carlos Baumgartner

El arquitecto mexicano desarrolla la nueva teoría Diseño para la felicidad y el impacto que el diseño y de objetos y espacios tienen en las personas

El diseño para la felicidad es una realidad tangible que ya ha dejado huella en México en las oficinas de empresas como Google, Red Bull, Volaris, BASF, entre otras. Va más allá de los conceptos tradicionales de diseño y arquitectura basados en función y forma. La denominada teoría Design for happiness (Diseño para la felicidad), fundamentada en estudios de la Universidad de Harvard e investigaciones del arquitecto Juan Carlos Baumgartner, enfatiza que el diseño de espacios tiene una correlación con sentimientos positivos que influyen de manera contundente en la felicidad de las personas.

En el marco del Día de la Felicidad, celebrado cada 20 de marzo desde 2013, conversamos con el arquitecto mexicano Juan Carlos Baumgartner, acerca de Design for happiness, quien asegura que hasta hace algunas décadas el tema de la felicidad se había tomado de una manera poco científica.

Diseño para la felicidad: el impacto y el desafío

¿Cómo ves que avanza en México el tema de Design for Happiness?

– En todo el mundo va avanzando, pero desafortunadamente en México va lento. Todavía no hemos terminado de entender que todo lo que construimos, todo lo que diseñamos, nos diseña de regreso.

En México estamos inmersos en temas de inmediatez. Entiendo lo complejo que debe ser tomar decisiones a largo plazo en un país que tiene tantas carencias a corto plazo, pero el problema es que las carencias de corto plazo no nos van a dejar ver perspectiva y a menos que alguien haga un alto en el camino y empiece a ver hacia adelante. Lo único que vamos a seguir haciendo es continuar resolviendo cosas a corto plazo y la felicidad no es un tema de corto plazo.

Diseño para la felicidad es el primer paso en una carrera de utilizar la neurociencia para la arquitectura, que la meta, por lo menos en mi mente, va a ser cuando podamos a personas enfermas con padecimientos mentales recetarles arquitectura, lograr curar gente con espacio.

¿Cuál es el impacto de este tipo de diseño en las personas y en su productividad?

—El espacio es posiblemente uno de los factores que puedes intervenir que más impacto tiene en el ser humano. Hoy la neurociencia ha demostrado que no diseñas espacios como si fueran una cosa ajena al ser humano, sino que somos parte del espacio. El espacio tiene el potencial de moldear comportamientos y generar emociones positivas en las personas. Cuando generas emociones positivas en las personas inmediatamente la productividad se ve afectada de manera positiva. La gente hace mejor su trabajo si está contenta, si lo hace con gusto, si entiende la trascendencia de su trabajo.

¿En cuanto tiempo ves que en México pueda sufrir una aceleración en lo que se refiere al diseño para la felicidad?

—Design for Hapiness ya está aquí pero está mal distribuido, porque los responsables de hacer escuelas desde el lado del gobierno no tienen como  prioridad que los niños sean felices y esto es tristísimo porque para el sistema educativo rara vez es una prioridad la felicidad de los niños.
En el mundo corporativo llevamos 20 años trabajando esta revolución en México, casi cuatro millones de metros cuadrados de oficinas diseñados. A la gente que ya metimos en un espacio divertido, positivo con luz natural con estímulos, difícilmente va a querer regresar a tener una oficina fea, aburrida.
El gran reto que tenemos ahora es empezar a entender  que estas cosas horribles que hemos construido como ciudad nos están moldeando a nosotros de una manera sumamente íntima.

De los espacios que has intervenido, ¿cuál te hace sentir más orgulloso?
— En el despacho estamos muy obsesionados con la responsabilidad que tenemos por el impacto social en el ser humano, entonces nuestros éxitos de proyectos los medimos de una manera diferente, no por premios, sino por qué tanto impacto positivo pudimos hacer en la vida de las personas.
Hace dos o tres años, trabajamos con el colegio Maguen David. Una de las cosas que diseñamos fue la biblioteca en concepto totalmente diferente a la biblioteca tradicional. Se trataba más de un espacio mezcla entre cafetería, área lúdica y librería. Lo que queríamos hacer era promover la lectura. Lo que más me impresionó es que seis meses después de la intervención que hicimos, los niños le hablaban a la directora para pedirle que abriera la escuela una hora más temprano porque querían ir con sus amigos a este espacio y hacer la tarea juntos.

¿Cuál es el próximo proyecto?
— Seguimos haciendo muchísimo corporativos. Somos la empresa líder de diseño de oficinas en América Latina. Llevamos varios años trabajando en educación y el último bebé con el que llevamos poco más de un año es la hotelería. Creo que es una bocanada de aire fresco para dicha industria porque mucho de estos conceptos de investigación y alianzas que tenemos con laboratorios los queremos llevar también a los espacios de descanso.
Ya trabajamos en los lugares donde estudias y trabajas, ahora el tercer componente es donde descansas, porque estamos convencidos de que la gente no lo hace como debería en un mundo rodeado de tecnología. Hay mucha ciencia detrás de lo que hacemos que podría ayudar a las personas a relajarse mejor.
Trabajamos con varios hoteles. Estamos por arrancar uno en Bacalar, otro en la colonia Condesa y tenemos convenios más robustos con algunas cadenas hoteleras.

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