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Charles Miller, el hombre que llevó el futbol a Brasil

El pionero que desembarco con botines y balón de futbol murió en 1953

Hace 120 años, Charles Miller bajó de un barco proveniente de Inglaterra con dos balones de futbol, botines y las reglas del juego. Esas fueron las raíces del futbol en Brasil, ahora anfitrión de la Copa del Mundo y cinco veces monarca mundial.

Se entiende que la rica historia del futbol brasileño destaque tales logros a costa del pionero británico.

Pero Miller no ha quedado en el olvido. Una plaza lleva su nombre en Sao Paulo, la ciudad que albergó el partido inaugural de este Mundial. Un vendedor de camisetas de la ‘selecao’ no titubeó cuando le preguntaron sobre si sabía quién era Miller.

“El tipo que trajo el futbol a Brasil”, respondió sin pausas.

La actual mega urbe del hemisferio sur era una ciudad tranquila, con una población de alrededor 300.000 habitantes, muchos de ellos inmigrantes italianos, cuando Miller llegó.

El cricket, la gimnasia, el ciclismo, el remo y algo parecido al squash eran los deportes más populares. Los marineros británicos desembarcaban en Río de Janeiro, los pupilos que se educaban en academias jesuitas y los obreros británicos que venían en busca de trabajo en Brasil también se ponían a patear balones antes que Miller regresó a Sao Paulo en 1874, su ciudad natal tras ir a estudiar en Inglaterra.

Pero a Miller se le señala como el progenitor del futbol brasileño porque se le otorga el crédito de haber organizado el primer partido con las reglas que se establecieron por primera vez en una taberna de Londres en 1863.

Ese partido se disputó el 14 de abril de 1895, y los equipos estaban conformados por trabajadores de empresas de ferrocarriles y gas.

Ferrocarriles, con Miller, venció 4-2 al equipo de la Compañía de Gas.

Al principio, algunos brasileños quedaron extrañados.

En su biografía sobre Miller, el autor británico John Mills encontró la misiva de un periodista de Sao Paulo que le cuenta a un colega en Río sobre unos “locos” británicos que se reúnen los fines de semana “para patear lo que se parece a la vejiga de un buey, lo que les de mucha satisfacción y enojo cuando esta vejiga amarillenta se cuela dentro de un rectángulo formado por los postes”.

Pero se popularizó.

En cosa de una década, Miller decía a sus amigos en Inglaterra que en Sao Paulo se habían formado por lo menos 60 clubes y que varios miles de espectadores acudían a los primeros partidos de la liga, que ayudó a fundar en 1901.

El Museo del Futbol en Sao Paulo, situado en la Plaza Charles Miller, tiene una foto suya sentado a un grupo de compañeros de equipos, con una pesada pelota de cuero entre sus piernas cruzadas, y un enorme bigote sobre su labio superior.

La directora del museo, Daniela Alfonsi, dice que la pregunta más habitual que recibe es por qué el fútbol se acentuó tanto en Brasil. El imperio británico se expandió por todo el mundo, con colonias en lugares como India, Australia y Nueva Zelanda. Pero ningunos de esos país produjo a un Pelé, ganó cinco mundiales y vive el deporte como si fuese una religión.

“Siempre les digo que no hay una respuesta”, dijo Alfonsi.

“Es uno de esos milagros”, destacó Mills en una entrevista telefónica. “Aquí fue donde (Miller) encontró el sitio ideal para sembrar la semilla”.

El gran motivo se centra en lo simple que es el futbol. Cualquier puede confeccionar una pelota usando calcetines o papeles. Toda superficie plana sirve para jugar.

Su popularidad se disparó rápidamente. En 1919, el clásico carioca Fluminense-Flamengo atrajo 18.000 “torcidas”, la nueva frase que se había acuñado para referirse a los hinchas brasileños. Otros 5.000 se quedaron afuera debido a que se agotaron las entradas.

El futbol también se convirtió en el instrumento para salir de la pobreza. Vasco da Gama salió campeón del torneo de Río, con el estilo de juego más vistoso y registrando las mayores concurrencia, con un equipo en el que sus cuatro estrellas eran negros, resaltó Goldblatt.

Y la sucesión de títulos internacionales elevó la autoestima de los brasileños.

“El fútbol es la primera batalla el brasileño ganó”, dijo Alfonsi. “Al futbol le dimos una identidad brasileña”.

Mills cree que Miller, quien falleció en 1953, estaría “asombrado”, quizás en schock si estuviese vivo para este Mundial.

“Estaría fascinado con la clase y estilo de los jugadores de Brasil”, dijo. “Pero no estaría de acuerdo con la FIFA y que se gasten cientos de millones. Estaría atónito”.

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