La historia del deporte marca que algunos atletas deben superar toda clase de obstáculos para convertirse en figuras. Así le sucedió a la paratleta María de los Ángeles Ortiz, que con 17 años de trayectoria se ha hecho de un nombre legendario para el deporte nacional.
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Sin embargo, a pesar del palmarés conseguido en toda su historia dentro de la disciplina de lanzamiento de bala y de peso, y al igual que otros atletas, tuvo que sobreponerse al abandono que vivió de parte de las autoridades en los últimos tiempos debido a la pandemia.
Aún así, busca mantener su legado intacto en Tokio 2020, como doble campeona paralímpica.
¿Cómo se viven unos juegos tan atípicos, con la situación que hay en Tokio?
— Ha sido una experiencia única, aunque todavía no se siente, ya que sólo estamos en la Villa, en el gimnasio, y en la terapia.
En donde empieza a sentirse es en la llegada de la familia paralímpica en donde faltan los representantes que le dan esa calidez a los Juegos, cuando ya están en los estadios y no pueden celebrar con su familia o sus amigos el conquistar la medalla. Independientemente de que somos rivales en la competencia, somos amigos fraternos.
¿Qué medidas se llevan a cabo en esta edición de los Juegos Paralímpicos?
— Desde la llegada, nos solicitan las pruebas PCR doble. Ahora, cada mañana debemos entregar nuestra muestra salival para evitar que demos positivo. En general nos tienen muy cuidados, desde los cuartos y en los gimnasios.
El uso de cubrebocas es vital, y es algo a lo que te tienes que preparar, ya que algunos sufrimos de problemas de respiración y nos cuesta trabajo mantenerlo todo el día. No puedes entrar sin lavarte las manos y unos guantes.
¿Cómo fue esa preparación mental para afrontar los Juegos de Tokio?
— Trabajé con mi hija Samanta Ortiz, que es psicóloga, la cual cuenta con una preparación desde Barcelona, España, que nos ha ayudado y estamos llevando un trabajo muy completo, a unos días de la competencia.
Llevamos trabajando este tema desde hace unos cinco meses, sobre la ausencia de público que no está físicamente apoyándote, porque nosotros somos muy de salir y tener el contacto visual con el público, la familia, los amigos.
El uso del cubrebocas también fue un trabajo que se hizo. Sobre todo hay que tener la mentalidad en alto y un equilibrio físico.
¿Qué barreras tuvo que superar Ángeles Ortiz para llegar a Tokio 2020?
— Hubo muchas barreras, empezando por el nulo plan B que había, el abandono de los atletas.
Yo no recibí ningún apoyo; algunos sí, tal vez recibieron algo de apoyo, prácticamente estuve sola en mi preparación, con el apoyo de la gente que me quiere.
Fueron dos años sin fogueo, sin competencia, algo que sí tuvieron muchos. Yo creo que el palmarés de alguien que ha estado 17 años imponiendo marcas se lo pasan por el arco del triunfo.
Mi mentalidad ha sido como leona hacia arriba. Eso cuesta mucha preparación, que no te golpee.
¿Quién costeó los gastos de tu preparación y de los requerimientos que te solicitaron, como las pruebas PCR?
— Nos pidieron la prueba PCR para entrar a Hiroshima y antes de entrar al país donde llevamos la concentración. Esa prueba la tenías que llevar desde México para poder ser registrada en los Juegos. Pedimos al Comité (Paralímpico Mexicano) que nos dijeran dónde se podía hacer sin costo y no nos apoyaron con esa parte, ni con la preparación rumbo a estos juegos.
Mientras que mi entrenador tuvo que costear sus pruebas para poder viajar, sin recibir apoyo del gobierno de Veracruz. También, el gobierno pidió que mi entrenador regresara en dos ocasiones para aplicarse la vacuna, pagando sus gastos.
El segundo viaje lo solventó el gobernador de Tabasco, Adán Augusto López, quien siempre me estuvo apoyando en esta preparación. Cuando todos abandonaron a Ángeles Ortiz, él me apoyó.
¿Qué aspiraciones tienes en estos Juegos?
— En mi corazón sé que mi México me espera y que traigo conmigo un compromiso de amor, honor y patriotismo de más de 126 millones de mexicanos que confían en mí.
