La columna Selfie: José María Yazpik, la vida después de Leonor

El histrión se toma su selfie y reflexiona en osco: “La política en su esencia pura es algo hermoso, pero no sé si sería política lo que está sucediendo aquí. Hay políticos que están tratando de hacer bien las cosas, pero el sistema está tan podrido que no se puede. Y no nada más en México, es en todo el mundo. Todo está ya pa’ la mierda”

Chema, actorazo, ya 44 años de edad…
— Ya casi 45.

¿Cuántos de carrera?
— Casi 20.

Y ¿qué pasa en tu cabeza con tanto bagaje?
— No mucho (risas). A veces me siento como si hubiera empezado, otras me siento cómodo con lo que sé, pero todavía me falta mucho. El registro que uno tiene antes de ser padre es distinto al de después de serlo; ese tipo de felicidad te cambia, también las muertes. La vivencia es lo que nos va llenando de herramientas para poder llegar a algo más profundo o hacer algo interesante en la superficie. Afortunadamente en esta carrera el trabajo importante se empieza a hacer a partir de los cincuenta. Creo que vamos a estar haciendo cosas más interesantes ya de viejitos que ahorita. 

Tuviste varias deserciones, supongo que afortunadas, comunicación, leyes… ¿se vale desertar en la vida?
— Claro. Nosotros creemos que estamos en control, tomando las decisiones correctas, y en efecto sí las estamos tomando, aunque parezcan erróneas en ese momento. Lo que pasa es que la vida te va acomodando donde tienes que estar. Fue necesario desertar para hacer lo que estoy haciendo. No me veo como abogado ahorita, para nada.

Y hoy, Cuerdas…
— Hablando de vivencias, si hubiera hecho esta obra de teatro hace seis años, me faltaría el hecho de ser padre.  Es una reflexión sobre cómo llegué a juzgar a mis papás cuando no los entendía en mi época de rebelde, y ahora me doy cuenta que era parte del proceso, sano para ciertas cosas, pero no en otras. Reflexionar de lo que es ser padre, de lo que es ser hijo y de lo que es ser hermano. Estoy con amigos y con un director a los cuales admiro y quiero mucho, con la posibilidad de producirla. Todos los elementos están ahí.

¿Has caminado por la cuerda floja?
— Todo el tiempo. Levantar una obra de teatro, todos los días salir a dar función, todo eso es caminar sobre la cuerda floja.

Chema / Yazpik

Lo más osado…
— AMBOS: venirme a estudiar actuación al DF.

El momento más difícil…
— CH: cuando me separé de Iliana (Fox), por el hecho de que se desintegraría la familia. 
— Y: en Televisa me la pasaba peleando porque no entendía que el que se tenía que salir de ahí era yo. Pero ésa es la idiotez de la juventud, tratar de cambiar el sistema en lugar de decir: “No, espérate, más bien yo no tengo que estar dentro de este sistema”.

Lo más divertido…
— CH: mi hija.
— Y: conocer a mi grupito de amigos.

La mejor decisión en tu vida…
— CH: haber tenido a mi hija.
— Y: haberme salido de la televisión.

Lo que nunca harías…
— Y: eso está cañón, porque muchas veces he dicho que jamás haría una cosa y años después la termino realizando. Te podría decir que jamás haría una telenovela.

¿Qué te saca una sonrisa?
— Mi hija (risas).

¿A qué le lloras?
— No le lloro a nada.

¿Eres de cuero duro?
— No, me he vuelto chillón desde que me volví papá, pero es por sensibilidad, no por miedo ni por dolor o por pérdida.

México hoy…
— De la chingada, pero siempre lo he visto así. Ahorita es mucho más violento, pero no me acuerdo haber tenido un buen Presidente. Desde que tengo uso de razón siempre estamos en crisis: si no es el petróleo es el dólar, pero siempre estamos de la fregada. Ya estoy acostumbrado.

Y, ¿qué podemos hacer?
— Trabajar desde nuestro microcosmos. Yo, ser una mejor persona, educar a mi hija de la mejor manera posible y ser un mexicano responsable en mi cuadra, con mi casa y con lo que me rodea.

Tu mayor defecto…
— Soy huevón (risas). Tal vez porque soy de San Ignacio tengo esa genética.  Soy huevón slash, observador; me gusta contemplar.

Pero eso podría ser una virtud…
Pues podría serlo, pero de repente es muy fácil estar en la raya y decir: “Hey, vamos a contemplar un rato más” (risas).

“Estoy contemplando… estoy creciendo” (risas).
“Llevo seis meses contemplando, déjenme en paz” (risas).

¿Y una virtud?
— Soy leal.

Tu rincón favorito…
— Éste, el jardín interior de mi casa.

Tus hobbies…
— Estar con mi hija; paso con ella la mayor parte del tiempo.  Con mis amigos me gusta mucho jugar póquer, dominó. Hacer ejercicio y caminar.

Lo que más disfrutas hacer con tu hija…
— Todo. Desde jugar “luchitas” hasta ver películas, hacerle de desayunar. Tenemos un terrenito en el Estado de Morelos donde nos vamos a ver plantas, a echarnos al pasto y a sentir la naturaleza.

¿Cuántos años tiene?
— Cinco.

¿Algo que te haya dicho ya en su concepción del mundo?
— Es una niña muy amorosa, todo va por ahí: lo hermoso, los conejitos. Todavía no me ha soltado una verdad que diga: “ay, cabrón” (risas).

Tu familia…
— Somos muy unidos. Al rato me voy a comer con mi mamá.  Creo que mi hermana es la más talentosa de toda la familia, y mi hermano es con el que me puedo recargar, es mi socio, mi amigo.

Leonor…
— Es lo máximo que hay; es mi todo esa niña.

El amor…
— Ahí está. Va, viene, se transforma, chinga…

Como la materia…
— Exacto (risas).

Dios…
— No existe.

¿Queda algo de aquel Chema rebelde, indeciso, de San Diego?
— Todo, absolutamente. No he madurado casi nada a comparación de aquél (risas). Tengo algunas claridades por ahí, pero sigo siendo básicamente el mismo.

¿Qué sigue?
— Terminar Cuerdas, dos proyectos con mi hermano y Tintorera, y tomarme mi tiempo para abrazar y morderle las nalgas a mi niña. Estar tranquilo.

Gracias.
— No, hombre, a ti.

DV Player placeholder

Tags


Lo Último