Los niños tienen un gran instinto con la tecnología actual, la cual en ocasiones puede ayudarnos a mantenerlos entretenidos por un buen rato, sin embargo, difícilmente nos preocupamos por el impacto que la tecnología tiene sobre su desarrollo.
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Según un estudio de la Universidad de Winsconsin en Estados Unidos, las pantallas táctiles generan en los niños un estímulo de respuesta mucho mayor que las estáticas como la televisión y es que cuanto más interactiva sea una imagen, más se familiarizará el niño con el contenido.
Hay pruebas realizadas en el área del lenguaje que arrojan resultados que indican que la interacción con las pantallas electrónicas acelera el aprendizaje.
En este sentido, la tecnología tendría que ser un complemento en el aprendizaje, más no un sustituto de herramientas importantes para el desarrollo didáctico.
Es muy relevante el ejemplo que un adulto le de a los niños respecto al uso prudente de la tecnología, pues mostrar un uso desmedido de esta podría resultar contraproducente, generando barreras en la comunicación familiar y fomentando una relación tecnológica nociva.
Buenos contenidos y programas de calidad podrían ayudar a los niños con problemas de aprendizaje a desarrollar habilidades que no tienen. Internet tiene sitios que son propicios para generar autoconfianza a los niños que no la encuentran en la escuela o en el hogar.
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