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Al sureste del estado de Hidalgo se encuentra un pintoresco municipio que toma su nombre de un árbol: Tula de Allende, cuna de la cultura tolteca. A primera vista parece una apacible población que atesora bajo su superficie una riqueza histórica y cultural que late con inusual fuerza.
Este sitio es ideal para aficionados a la historia de México, tanto prehispánica como contemporánea, fanáticos de la gastronomía mexicana, incluso para los amantes del futbol.
Arqueología
Declarado Área Natural Protegida en 1981, es el refugio de la zona arqueológica de Tula que vio el nacimiento, auge y declive de la civilización tolteca, y da testimonio de su gran esplendor.
Aquí destaca el imponente templo de Tlahuizcalpantecutli, símbolo de la victoria de la luz sobre la obscuridad, el cual vigila esta ancestral ciudad conocida en tiempos prehispánicos como Tollan.
También se pueden admirar el Palacio Quemado, el juego de pelota, la pirámide del Sol y el Coatepantli o Muro de Culebras. El viaje al pasado se completa con una visita al Museo “Jorge R. Acosta”, sobre todo la sala “Guadalupe Mastache”, que resguarda importantes piezas toltecas.
Naturaleza
Para quienes buscan contacto profundo con la tierra, una visita al Cañón de las Adjuntas es el sitio ideal, pues allí pueden practicar diversas actividades al aire libre. También se puede disfrutar de los Peregrinos de Piedra, gigantescas formaciones de más de seis metros de altura.
Además, a sólo 30 minutos del poblado de San Miguel de las Piedras se encuentran Los Órganos, otro paraíso natural cuyo río es perfecto para echarse un chapuzón; sus llanuras son idóneas para correr u observar la fauna y flora local.
De espíritu provinciano
En esta pequeña localidad se puede recorrer el andador turístico Quetzalcóatl, renovado recientemente. Se recomienda un recorrido por la gastronomía local: barbacoa de borrego y escamoles a la mexicana (con guacamole), acompañados de por un vaso de pulque. De postre, tunas y garambullos, típicos de la región.
En la Plaza de las Artesanías, en el centro de la ciudad, los visitantes pueden adquirir piezas de yeso, barro, cuarzo, jade y concha, así como encapsulados en resina.