“Si no pueden, renuncien”, fueron las palabras que Alejandro Martí inmortalizó en agosto de 2008. El secuestro y asesinato de su hijo Fernando seguía en la mente del empresario cuando decidió dar un mensaje contundente a las autoridades, quienes aún no resolvían el crimen que fracturó la familia Martí Haik.
Con la confirmación del sensible fallecimiento del empresario Alejandro Martí, la tarde de este lunes 24 de julio, el trágico secuestro de Fernando, de apenas 14 años, volvió a estar en la boca de la opinión pública. Asimismo, se recordó la lucha que libró Martí García para que se visibilice a las víctimas de violencia en México.
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Secuestro de Fernando Martí
La mañana del miércoles 4 de junio de 2008, el joven Martí Haik se dirigía a la secundaria. Abordo de una camioneta blindada y en compañía de un chofer y un guardaespaldas, un supuesto retén policiaco los detuvo para realizar una inspección de rutina, esa vez fue la última que se le vio con vida.
Después, se informó que el menor fue secuestrado. En consecuencia, la familia pagó su rescate que, de acuerdo con algunos medios, fue de 6 millones de dólares; sin embargo, el 31 de julio fue encontrado el cuerpo sin vida de Fernando en la cajuela de un auto reportado como robado.
Fue un golpe muy duro para Alejandro, quien alzó la voz para condenar la espiral de violencia en la que se sumergía México con la llamada “guerra contra el narco” impulsada por el gobierno de Felipe Calderon y planeada con su entonces secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna.
“Si no pueden renuncien”
Fue así como el empresario comenzó su lucha, que terminó por materializarse en “México SOS” y la Ley General de Víctimas; sin embargo, fue un discurso que promovió ante el Poder Ejecutivo el que lo posicionó como un portavoz de los deudos.
Con la voz entrecortada, Martí reprochó en agosto de 2008 que la corrupción que imperaba en México y la indolencia de la sociedad dio paso a la impunidad, misma que tuvo como resultado el empoderamiento de los grupos delincuenciales que cada día ejercían más violencia.
“Si piensan que la vara es muy alta, si piensan que es imposible hacerlo, si no pueden, renuncien”, inmortalizó ante las cámaras.
Durante su participación en el foro, Martí se comportó sumamente crítico al gobierno, la sociedad y él mismo. Se manifestó completamente convencido de que se trata de una tarea en conjunto, una que involucre a todas las personas y todos los sectores para que la inseguridad se pueda resolver, por eso se cuestionó sobre la responsabilidad profunda de los casos como su hijo.
“En mis noches de dolor, siempre pensé: ¿Quién habrá matado a mi hijo? ¿Habrá sido ese engendro maligno, hijo de la impunidad? o todos nosotros, que, con el paso de los años nuestra irresponsabilidad y nuestra ceguera, hemos creado lo que hoy estamos viviendo. ¿Quién es más culpable, el que deja hacer o el que hace?”, declaró.
La lucha por la justicia
Después de su discurso, tanto autoridades locales como federales empezaron una serie de pesquisas con numerosas líneas de investigación para dar con los responsables del crimen. La investigación fue larga y, para tratar de resolver rápidamente, se inculpó, sin prueba alguna, a una mujer inocente.
Fue Lorena González Hernández, exelemento de la AFI, quien fue inculpada para dar “carpetazo” a esta investigación. A ella la acusaron y privaron de su libertad por siete años bajo los cargos de secuestro y homicidio. Fue señalada de pertenecer a la banda “La Flor” y se le dio un alias: “La Lore”.
Años después, la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal reconoció que no tenía prueba alguna que indique su culpabilidad y la dejó ir. Por su cuenta, la investigación federal, a cargo de Luis Cárdenas Palomino, determinó que la banda responsable era Los Petricholet y se dio na sentencia de 542 años a Jesús “V” por el secuestro y homicidio.