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Crisis hídrica en América Latina tiene ‘por las nubes’ hasta el precio de una botella de agua

América Latina enfrenta olas de calor y sequía sin precedentes, en medio de una crisis hídrica que afecta cada vez más a las ciudades la región

Brasil, Colombia, Chile, México y varios países de América Latina están enfrentando un mismo destino: llegar al “Día Cero”, la fecha en que las grandes ciudades se queden sin agua. Las capitales de América Latina cada vez sufren con mayor fuerza la escasez del vital líquido y sus afectaciones se reflejan en más aspectos de la vida cotidiana, desde días de racionamiento del suministro doméstico de agua hasta el encarecimiento de las botellas.

Para muestra, el precio de la botella de 1.5 litros, como la que millones de personas consumen día con día y que lo mismo cuesta el equivalente a 57 centavos de dólar en Paraguay, que 1.67 dólares en Montevideo, Uruguay.

La temporada de estiaje, que es el caudal mínimo que alcanza un río o laguna debido a la sequía, afecta a todos los países por igual. Los cortes al suministro de las grandes regiones se han vuelto una constante, a la par que el precio del líquido han tenido incrementos, tanto en el mercado informal como en el mercado formal.

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Las consecuencias de la sequía que enfrenta la región son cada vez más severas, debido al fuerte aumento del calor extremo. A la vez, las temperaturas más altas –que se han atribuido al cambio climático– disminuyeron la disponibilidad de agua, consideran especialistas de Argentina, Colombia, Reino Unido, Francia y Estados Unidos en el estudio “Interacción entre cambio climático y variabilidad climática: la sequía de 2022 en Centroamérica del Sur”, publicado en el sitio de divulgación científica Springer.com, y coordinado por Paola A. Arias, del Grupo de Ingeniería y Gestión Ambiental (GIGA), Escuela Ambiental, Facultad de Ingeniería, Universidad de Antioquia, Medellin, Colombia.

Para la World Wildlife Fund (WWF), la Amazonia, el noreste de Brasil, América Central, el Caribe y algunas partes de México experimentarán un aumento de las condiciones de sequía en los próximos años. “De particular preocupación es la perspectiva de sequías extremas más frecuentes en el Amazonas, que podrían llevar a la región a un “punto de inflexión”, aumentando la probabilidad de una muerte regresiva a gran escala del bosque amazónico”, de acuerdo con su análisis “Impactos del Cambio Climático en América Latina

En mayo de 2023, el Observatorio Global de la Sequía de la Comisión Europea advirtió que las condiciones de sequía amenazan a la economía y a los ecosistemas en América Latina, especialmente en América del Sur.

“Los déficits de precipitaciones, las temperaturas superiores a la media y las recurrentes olas de calor están provocando una de las peores sequías en décadas. Los efectos en cascada de la falta de agua están afectando con más fuerza a Uruguay, el norte de Argentina y el sur de Brasil”, destacaron.


Día cero amenaza a México

Actualmente la Ciudad de México se acerca al Día Cero en el Sistema Cutzamala, es decir, al momento en el que se quedarán sin agua una serie de presas que proveen del líquido al 25% de la capital de México; hecho que afectará, de acuerdo con los cálculos más conservadores, al menos a cinco millones de personas.

Las afectaciones económicas también están a la vuelta de la esquina, según especialistas, pues los mexicanos tendrán que destinar más recursos a pagar pipas de agua, y sobrecostos en el agua embotellada.

Ya existe un antecedente de cómo el agua embotellada fue clave para lidiar con la crisis hídrica en una gran ciudad. En 2022, Monterrey –en Nuevo León, estado al norte del país y fronterizo con Estados Unidos– vivió una de las sequías más graves de las últimas décadas, que llevó a sus habitantes a incluso comprar agua embotellada para actividades cotidianas de higiene personal.

En ese sentido, en la Ciudad de México, actualmente una botella de 1.5 litros cuesta en promedio 16.78 pesos mexicanos, de acuerdo con el sitio Numbeo.com, especializado en el costo de vida alrededor del mundo. Este precio ha tenido un incremento sostenido en los últimos años, pues pasó de los 6.65 pesos mexicanos en promedio por botella en 2010, a 11.50 pesos en 2012; el mayor incremento registrado: 72.9% en solamente dos años. Para 2018 -en el inicio del sexenio del actual presidente, Andrés Manuel López Obrador- el incremento llegó a 14.08 pesos y en 2020 durante la pandemia de Covid-19, llegó a los 14.95 pesos por botella.


“¿Debe considerarse una botella de agua como parte de la canasta básica?”, es una de las preguntas que los mexicanos se realizan ante la inminente crisis que se avecina y los métodos para paliarla. Para Humberto Aguirre Aguirre, profesor distinguido de la Escuela Bancaria y Comercial (EBC), el agua no debe incluirse en la canasta básica por una razón de derechos humanos.

“Como economista, le diría de manera directa que el agua [no se considera en la canasta básica] porque no es un bien económico. Es decir, no es una mercancía en sentido estricto, ya que su precio no lo definen las fuerzas del mercado. Es un bien público que debe ser accesible para todos”, comentó en entrevista con Publimetro.

“En otras palabras, el acceso al agua está considerado como un derecho humano. Esa es la parte fundamental por la que no se debe considerar como un producto de la canasta básica. Es decir, toda persona debe tener derecho al acceso, a la disposición, al saneamiento para el consumo personal y doméstico de manera suficiente, salubre, aceptable y asequible. Esto lo mandata el artículo cuarto constitucional”, añadió Aguirre.

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Para Humberto Aguirre, quien ha trabajado tanto en el sector público como en el privado, “nadie debe verse privado del acceso al agua por no tener la capacidad de pagar o tener muy poca capacidad de pagar”. “Es por eso que siempre digo, que el agua debe tratarse fundamentalmente como un bien social y no como un bien económico. Por ello, es un producto que no debe pertenecer a la canasta básica”, afirmó.

¿Quién define el precio del agua?

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Carlos Alberto Bautista, especialista de la Facultad de Negocios de la Universidad La Salle, explicó que el hecho de que el agua embotellada haya tenido el incremento considerable en los últimos años, en México, obedece a “la ley de la oferta y la demanda”.

“Eso depende de la ley de la oferta y la demanda. [Ante la escasez] podemos ver a personas que utilicen el agua de garrafón (o botella) no solamente para cocinar, sino también, por ejemplo, para lavar sus trastes o inclusive para bañarse. Eso puede provocar un aumento en el consumo y, al haberlo, automáticamente subirá de precio por tener mayor demanda”, explicó.

En entrevistas separadas, Bautista coincide con Humberto Aguirre en que el agua embotellada no debe de considerarse dentro de la canasta básica.

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“Las autoridades determinan directamente qué alimentos conforman la canasta básica. Pero el agua no se considera como alimento [en la legislación mexicana], tan es así que el agua sí paga Impuesto al Valor Agregado (IVA). El agua paga IVA cuando se vende en un contenedor menor a un garrafón de 10 litros o más. Es decir –de acuerdo al artículo 2 de la Ley del IVA–, se cobra este impuesto si está en una presentación de 500 mililitros, de un litro, de dos litros”, añadió.

“Las personas no necesariamente están obligadas a utilizar el agua embotellada, sino que podrían utilizar el agua que sale de la llave. Pero en el caso de la Ciudad de México –y en varias partes del país– la calidad del agua no es tan buena. Eso es lo que marca la diferencia”, explicó Bautista a Publimetro.

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Agua embotellada y pipas, un círculo vicioso que no resuelve el problema de fondo

En muchas zonas de la Ciudad de México, los habitantes deben destinar cada vez más recursos económicos para comprar el líquido “por fuera de la red”, tanto con pipas como con botellas de agua, lo que puede llevar incluso a desabasto en supermercados, como se vio en 2022 en Nuevo León, México.

“Hoy en día el agua es cara. Es muy cara”, explica Carlos Alberto Bautista. “Si una persona, por ejemplo, va a Estados Unidos, va ver que es difícil encontrar garrafones. Solamente se usan para poner agua en las oficinas, porque cualquier persona en su casa abre directamente el grifo y de ahí toma el agua. El problema es que, en México, la calidad deja mucho que desear”, añade el especialista.

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Cuestionado sobre cómo se pueden establecer mecanismos para que los precios del agua embotellada o de las pipas no terminen ahorcando la economía de los habitantes, Jorge Fuentes, director de proyectos del Consejo Consultivo del Agua A.C., señala que el verdadero problema de encuentra en el subsuelo, y que a menudo es ignorado por los tomadores de decisiones, ya que resolverlo “no luce” en los grandes logros.

“Yo creo que estamos en un círculo vicioso. Para empezar a disminuir la dependencia de pipas de agua y contra la incertidumbre de la calidad del agua, primero necesitamos atender los problemas que de las redes de distribución. Muchos ya están diagnosticados y solo falta inversión”, explicó Fuentes a Publimetro.

México pierde entre 40% y 50% de su agua en fugas y problemas similares, de acuerdo con el análisis “Perspectivas del Agua en México: Propuestas hacia la Seguridad Hídrica”, realizado por la Universidad Nacional Autónoma de México –y otras instituciones como el Consejo Consultivo del Agua A.C.– en 2022. Además, persisten prácticas como la agricultura de riego, donde se calculan pérdidas de agua de 50% promedio.

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“También tenemos malos hábitos como ciudadanos. La gente que tiene tinacos, o que tiene cisternas, no les da el mantenimiento adecuado. No las limpia, ni las desinfecta, y eso contamina el agua. Es posible que en muchas zonas de la ciudad llegue agua en muy buen estado por las redes de distribución, pero, al momento que entra a esa cisterna o a ese tinaco, se contamina”, añadió.

En ese sentido, Fuentes hizo un llamado a asumir las responsabilidades ciudadanas en el manejo del agua. “El derecho humano al agua no es lo mismo que tener una toma de agua en la casa. El agua es de la Nación y todos tenemos garantizado cierto acceso. Pero ese derecho conlleva obligaciones y tenemos un tema muy grave de la gente que no paga los servicios de agua. Eso pone en jaque –y en números rojos– a los organismos operadores de agua y saneamiento, que son los encargados de que nos llegue justamente el liquido a las casas. Operan en números rojos porque no tenemos una cultura de pago de los servicios de agua”, afirmó.

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¿Qué hacer al respecto?

De igual forma, para Humberto Aguirre, las soluciones a las problemáticas de agua en México y el resto del mundo cruzan por la parte gubernamental, pero también en los ciudadanos.

“Esto nos debe llevar a intervenir por parte de las autoridades, con políticas públicas, y también los ciudadanos, debemos propiciar el uso eficiente del agua. Los patrones de consumo deben ser racionales y hay que acercarse a aquellas actividades que tengan una demanda excesiva para hacer los ajustes pertinentes en las tarifas”, expresó.

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En ese sentido, recordó que el sector agropecuario es el que más demanda agua. “Otra cuestión fundamental que debemos hacer, y sobre todo la parte de las autoridades, es que se deben establecer subsidios diferenciados, focalizados, diferenciados por sectores de acuerdo al consumo de agua que hagan. Ya decíamos el sector agropecuario, el sector industrial, el sector doméstico. El esquema actual de subsidios en México, desde mi óptica, es ineficiente en el sentido de que beneficia de forma desproporcionada a grandes consumidores, a los que consumen más. Por eso se debe focalizar los apoyos a los pequeños productores y a los ciudadanos más vulnerables, a los ciudadanos de bajos recursos”, añadió.

Finalmente, Aguirre consideró que las tarifas son el ancla fundamental para el uso responsable del agua. “Obviamente aquí hay una característica de ética también en el consumo, pero se ha visto también que los precios determinan también el uso responsable del bien en cuestión que estemos mencionando”, concluyó.


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Precios de una botella de agua en 1.5 litros en América

Expresado en dólares estadounidenses (USD) y en pesos mexicanos (MXN).

  • Argentina (Buenos Aires): 0.89 USD - 14.88 MXN
  • Belice (Belmopán): 1.12 USD - 18.76 MXN
  • Bolivia (Sucre): 1.01 USD - 17.04 MXN
  • Brasil (Brasilia): 0.77 USD - 12.97 MXN
  • Canadá (Ottawa): 1.70 USD - 28.50 MXN
  • Chile (Santiago de Chile): 1.20 USD - 20.10 MXN
  • Colombia (Bogotá): 0.81 USD - 13.61 MXN
  • Costa Rica (San José): 2.21 USD - 37.20 MXN
  • Cuba (La Habana): 1.11 USD - 18.69 MXN
  • Ecuador (Quito): 1.07 USD - 17.91 MXN
  • El Salvador (San Salvador): 1.01 USD - 17.04 MXN
  • Estados Unidos (Washington D.C): 2.55 USD – 42.90 MXN
  • Guatemala (Ciudad de Guatemala): 0.98 USD - 16.39 MXN
  • Honduras (Tegucigalpa): 1.61 USD - 27.08 MXN
  • México (Ciudad de México) 1.00 USD - 16.78 MXN
  • Nicaragua (Managua): 0.93 USD - 15.65 MXN
  • Panamá (Panamá): 1.44 USD - 24.17 MXN
  • Paraguay (Asunción): 0.57 USD - 9.65 MXN
  • Perú (Lima) 0.78 USD - 13.12 MXN
  • Surinam (Paramaribo) 1.37 USD - 22.99 MXN
  • Trinidad y Tobago (Puerto España) 1.14 USD - 19.20 MXN
  • Uruguay (Montevideo) 1.67 USD - 28.11 MXN
  • Venezuela (Caracas) 1.41 USD - 23.66 MXN
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La sequía se apodera de América Latina

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