Este viernes 10 de mayo en el que en México se celebra el Día de las Madres, hubo personas que no tuvieron nada qué festejar; cientos de mujeres vestidas de blanco y con los rostros de sus hijos impresos en sus prendas, mantas y pancartas, emprendieron el viajes desde estados como Coahuila, San Luis Potosí, Chihuahua, Jalisco, Guerrero, Colima, Estado de México y Veracruz, para reunirse en la Ciudad de México y mostrar un dolor colectivo por los hijos que no han regresado a casa.
Como parte de las actividades de este día de manifestaciones, las Madres Buscadoras presentaron un pliego petitorio en el que exigieron al gobierno de Andrés Manuel López Obrador recursos y seguridad para llevar a cabo sus búsquedas, así como el cese de la criminalización de su labor.
“Exigimos la búsqueda y localización inmediata de todas las personas desaparecidas. Así como la pronta identificación de más de 50.000 cuerpos, restos humanos, así como los cientos de kilos y fragmentos no identificados”, declararon las madres durante dicha manifestación.
Asimismo, solicitaron al presidente López Obrador que se reconozca la desaparición de personas como un problema nacional que requiere voluntad política y una política de Estado para su erradicación.
La otra cara de la moneda, el mismo dolor de la ausencia
En contraste, en una movilización simultánea, colectivos de búsqueda de hijos de madres desaparecidas se unieron en la Marcha Nacional de Madres Buscadoras en la Ciudad de México para exigir justicia por las que tampoco han vuelto a casa.
Bajo el grito de “¡Mamita, escucha, tu hija está en la lucha!”, avanzaron desde el Monumento a la Madre hasta el Zócalo, recorriendo diversas calles de la capital del país.
Pese a que el Gobierno de México recientemente registró un menor número de personas desaparecidas en comparación con cifras previas, las y los hijos de las mujeres desaparecidas se hicieron presentes para exigir justicia al grito de “¡10 de mayo no se festeja, se lucha!”.
