En México la violencia contras las mujeres está en las calles, en las pantallas, en las conversaciones digitales, en los silencios y en los miedos cotidianos… es parte de la vida de millones de mujeres que, a pesar del riesgo, siguen reclamando algo tan básico como vivir sin violencia.
Y pese a la labor de activistas o gobierno la realidad es que el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer pone en evidencia que 10.6 millones de niñas, adolescentes y mujeres fueron víctimas de ciberacoso en 2024 según datos del Inegi.
Una magnitud que refleja la normalización de agresiones que ya no necesitan de un espacio físico para manifestarse, porque sí, cada 25 de noviembre, el mundo se detiene para mirar la realidad incómoda de la violencia contra las mujeres, pero que en México es tan evidente que no se necesita la fecha especial para hablar del tema.
La violencia se ha digitalizado, multiplicado y sofisticado, y en esta nueva dimensión, las mujeres siguen siendo las más vulneradas, y lo más perturbador es que esta violencia toca a todas por igual: desde adolescentes que reciben insinuaciones sexuales de perfiles falsos hasta la propia presidenta de México, quien recientemente fue víctima de acoso mientras caminaba por las calles de la capital.
La activista Olimpia Coral Melo, sobreviviente de violencia digital y promotora de la llamada Ley Olimpia, no es ajena a las estadísticas ni al impacto emocional que la violencia digital puede tener, su voz ha sido una de las más potentes contra la pornografía no consentida, el hostigamiento en línea y las agresiones que ocurren en redes sociales.
Hoy, su mirada es más amplia y más urgente, por lo que en entrevista, envió un mensaje directo, sin adornos, a quienes considera parte de la raíz del problema: los hombres que consumen discursos de masculinidad sin comprender el fondo de lo que escuchan.
Para Coral Melo, el problema no son los hombres que buscan orientación emocional, sino los discursos que se disfrazan de sanación pero reproducen estereotipos violentos.

Se refiere concretamente a influencers como El Temach o el futbolista Javier “Chicharito” Hernández, figuras que acumulan millones de seguidores y que se han posicionado como referentes sobre “masculinidad saludable”.
“Es importante que haya hombres hablándoles a otros hombres, pero debe ser sin ese discurso de odio”, subraya Olimpia y les advierte que con esos mensajes “los están timando, no les están explicando la raíz de la problemática de la masculinidad. Les dicen ‘ámense, cuídense’, y eso está bien, pero lo hacen con discursos otra vez como ‘soldado caído’, como si hubiera que protegerse de las mujeres”.
La activista denuncia que estos mensajes, lejos de sanar heridas, alimentan la idea de que las mujeres son enemigas naturales, responsables de las frustraciones y violencias que viven los propios hombres.
<i>“Pareciera que los videos son de amor, de tranquilidad, de respeto hacia las mujeres, pero en realidad son discursos que alimentan sesgos entre mujeres y hombres y que culpabilizan a las mujeres por las violencias estructurales que viven los hombres a manos del sistema patriarcal”.</i>
— Olimpia Coral Melo - Activista feminista
Lo grave, señala, no es solo la influencia que ejercen estas figuras, sino que lo hacen en un país donde la violencia contra las mujeres está tan extendida que ni siquiera los cargos de más alto poder son un blindaje.
Tal es el caso de la presidenta Claudia Sheinbaum, quien fue agredida sexualmente en público, en un acto aparentemente espontáneo, pero profundamente revelador, pues refleja que “en México se nos acosa por ser mujeres, aún seas la comandanta suprema de las Fuerzas Armadas. Nunca he visto a un primer mandatario que le toquen los testículos. He visto altercados de seguridad, sí, pero altercados sexuales solo con la presidenta de México”, indica.
Para Olimpia, este episodio no solo evidencia una falta de respeto institucional, sino una cultura de violencia sexual normalizada incluso hacia la figura más poderosa del país. Si la presidenta no está a salvo, ¿quién lo está?
¿Cuántos casos de casos ocurrieron en 2025?
Entre enero y septiembre de 2025, el Secretariado Ejecutivo Nacional de Seguridad Pública registró nueve mil 930 llamadas de auxilio por acoso u hostigamiento sexual.
Son mujeres que encontraron la fuerza para marcar un número, aun sabiendo que la respuesta institucional puede ser incompleta o tardía. Y aún así continúan.
En el Consejo Ciudadano, 88.1% de quienes piden ayuda son las propias víctimas. Llaman, escriben, buscan acompañamiento psicológico y legal. Muchas lo hacen a escondidas. Muchas lo hacen llorando. Muchas lo hacen con la esperanza de que esa llamada sea la diferencia entre vivir y no vivir.
Por esta razón la activista Olimpia Coral alerta que “las mujeres no deberíamos pagar con nuestra vida, con nuestro silencio ni con nuestra conexión”.
Para ella este 25N es una fecha que debe recordarnos que la violencia digital es real, es sistemática y puede escalar hasta consecuencias irreversibles, ya que “México es uno de los países donde una mujer corre peligro tanto en las calles como en redes sociales”, advierte.
Y remata señalando que en general en la sociedad mexicana “no podemos seguir normalizando la misoginia disfrazada de amor. No podemos permitir que las niñas y adolescentes sigan viviendo acoso cada día. No podemos permitir que se diga que la violencia es culpa nuestra. No lo es, nunca lo ha sido”.
Datos:
Ciberacoso se normaliza
Así, la violencia digital es ya la segunda forma de agresión más frecuente contra mujeres en México, de acuerdo con el Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia.
Desde 2019 hasta 2025, esta institución ha recibido 146 mil 682 reportes de violencia de género, y el ciberacoso representa una parte cada vez mayor:
- 56% de las agresiones digitales se dirigen a mujeres
- 7 de cada 10 mujeres atendidas reportan ciberacoso
- 21 a 35 años es el rango donde se concentran casi 30% de las víctimas
- 17% de los casos evaluados presenta riesgo feminicida
En el caso de niñas y adolescentes, el peligro es mayor: el Inegi muestra que en el 36% de los casos, las agresiones empiezan con perfiles falsos, y un 29% incluye insinuaciones sexuales.
Pero lo más contundente es el impacto emocional: 6 de cada 10 mujeres víctimas de ciberacoso reportaron enojo, desconfianza, ansiedad y miedo, emociones que terminan condicionando lo que publican, lo que callan y hasta cuándo se conectan.
Al respecto, la doctora Clara Luz Álvarez, del Consejo Ciudadano, explica que la violencia digital no son solo mensajes o imágenes. “Son vidas interrumpidas, miedos cotidianos y derechos vulnerados”.
Detrás de cada llamada hay una mujer diciendo: “Tengo miedo”, “No sé qué hacer”, “No quiero que esto avance más”.
¿Qué es el feminicidio emocional y cómo afecta a las jóvenes?
Asimismo, el colectivo Ola Violeta lanzó otra advertencia: existen violencias que no están tipificadas ni son del todo visibles, pero desgastan profundamente la autonomía de las mujeres.
A eso llaman feminicidio emocional, un conjunto de daños psicoafectivos que arrinconan a la mujer en relaciones marcadas por la manipulación, el control, la amenaza velada y la dependencia emocional.
La doctora María Elena Esparza Guevara, fundadora de Ola Violeta, afirma que “el feminicidio emocional corroe la vida cotidiana y la autonomía de las mujeres. No siempre deja marcas en la piel, pero sí marca profundamente sus decisiones, sus límites y su libertad”.
Su reporte “25N del año 25: Visibilizar la continua vulnerabilidad” muestra cómo la violencia emocional y simbólica atraviesa continentes y clases sociales, como por ejemplo en América Latina, donde 29.8% de las mujeres con pareja han sufrido violencia física o sexual.
La violencia, alerta el informe, cambia de forma según el contexto, pero sus raíces siguen siendo las mismas: desigualdad, creencias arraigadas y estructuras que premian el control masculino.




