TOKIO (AP) — Tokio y otra docena de regiones japonesas tendrían nuevas restricciones contra el COVID-19 a partir del viernes. Las autoridades redujeron las horas de apertura de los restaurantes, mientras los casos de ómicron batían un récord en la capital.
El primer ministro, Fumio Kishida, anunció restricciones en las zonas afectadas durante tres semanas, hasta el 13 de febrero, tras recibir el apoyo de expertos y parlamentarios.
“Hemos decidido que ahora es necesario prepararse para que los sistemas médicos puedan funcionar con firmeza, tomar medidas apropiadas y frenar el aumento de las cifras de casos”, dijo Kishida.
El mandatario añadió que “queremos superar esta situación” trabajando con autoridades locales, tomando medidas basadas en conclusiones científicas de los expertos y cooperando con personal médico y la población.
Tokio registró 7.377 casos nuevos el miércoles, su cifra más alta desde el récord de 5.908 el 13 de agosto. Pero el auge de contagios aún no ha sobrepasado a los hospitales de la ciudad. Apenas un cuarto de las camas disponibles estaban ocupadas en Tokio y los casos graves suponían apenas el 2% de las hospitalizaciones, según el gobierno de la ciudad.
Japón se ha resistido a declarar cuarentenas para combatir la pandemia y en su lugar se ha centrado en exigir a restaurantes y bares que cierren pronto y no sirvan alcohol, además de instar al público a llevar mascarillas y mantener el distanciamiento social, en un esfuerzo del gobierno por minimizar el golpe a la economía.
Japón estaba levantando las medidas de forma gradual para permitir actividades comerciales y sociales después de que la ola de contagios previa remitiera en septiembre, algo que los expertos atribuyeron en gran parte al rápido progreso del país en distribuir las dos primeras dosis de la vacuna.
Sin embargo, los expertos señalan que las infecciones en personas vacunadas son comunes en la variante ómicron. La contagiosa variante ha hecho que trabajadores médicos y otras personas tuvieran que aislarse tras dar positivo o estar en contacto estrecho con alguien infectado. El rápido aumento de los contagios ha empezado a paralizar hospitales, escuelas y otros sectores en algunas zonas.
El gobierno nacional tomó medidas tras las peticiones de gobernadores locales como la de Tokio, Yuriko Koike, que advirtieron de que servicios públicos esenciales como el transporte público o la recogida de basuras pudieran sufrir interrupciones.
Japón ha contabilizado en total 1,93 millones de casos, con 18.400 muertes. Más de 134.000 pacientes estaban en cuarentena u hospitalizadas por COVID-19, según el Ministerio de Salud.
Shigeru Omi, máximo asesor médico del gobierno, dijo que las vacunas ya no ofrecen una protección fiable contra la variante ómicron, lo que convierte las pruebas diagnósticas y el distanciamiento social en las únicas medidas realistas y efectivas para evitar más contagios.