MADRID, 27 (EUROPA PRESS)
Nuestros ancestros cazadores y recolectores se enfrentaron a un periodo de estrés climático uniendo fuerzas e intereses hace más de 8.000 años.
Es la conclusión de un estudio de datación por radiocarbono del gran cementerio del Holoceno temprano de Yuzhniy Oleniy Ostrov, en el lago Onega, a unos 800 kilómetros al norte de Moscú (Rusia). Se publica en Nature Ecology & Evolution.
Los autores de la investigación creen que la creación del cementerio revela una respuesta social a las tensiones causadas por la depresión de los recursos regionales. En una época de cambio climático, el lago Onega, como segundo lago más grande de Europa, tenía su propio microclima ecológicamente resistente.
Esto habría atraído a la caza, incluidos los alces, a sus orillas, mientras que el propio lago habría proporcionado una pesca productiva. Debido al descenso de la temperatura, muchos de los lagos menos profundos de la región podrían haber sido susceptibles de sufrir el conocido fenómeno de la muerte de peces en invierno, causada por el agotamiento de los niveles de oxígeno bajo el hielo.
La creación del cementerio en el lugar habría contribuido a definir la pertenencia a un grupo de cazadores-recolectores que antes estaban dispersos, mitigando así los posibles conflictos por el acceso a los recursos del lago.
Sin embargo, cuando el clima mejoró, el equipo descubrió que el cementerio dejó de utilizarse en gran medida, ya que los habitantes volvieron presumiblemente a un modo de vida más móvil y el lago perdió protagonismo.
Los cambios de comportamiento –hacia lo que podría considerarse un sistema social más «complejo», con abundantes ofrendas a las tumbas– dependían de la situación. Pero sugieren la presencia de importantes responsables de la toma de decisiones y, según el equipo, los resultados también implican que las primeras comunidades de cazadores y recolectores eran muy flexibles y resistentes.
Los resultados tienen implicaciones para entender el contexto de la aparición y disolución de la desigualdad socioeconómica y la territorialidad en condiciones de estrés socioecológico.
La datación por radiocarbono de los restos humanos y de los restos animales asociados en el yacimiento revela que el uso principal del cementerio abarcó entre 100 y 300 años, centrándose en el periodo comprendido entre el hace 8.250 y 8.000 años. Esto coincide notablemente con el drástico enfriamiento de 8,2 ka, por lo que este yacimiento podría aportar pruebas de cómo estos humanos respondieron a un cambio medioambiental impulsado por el clima.
El Holoceno (la época geológica actual que comenzó aproximadamente 11.700 años antes del presente) ha sido relativamente estable en comparación con los acontecimientos actuales. Pero hay una serie de fluctuaciones climáticas registradas en los núcleos de hielo de Groenlandia.
La más conocida es el enfriamiento de hace 8.200 años, el mayor descenso climático del Holoceno, que duró entre uno y dos siglos. Pero hay pocas pruebas de que los cazadores-recolectores, que ocupaban la mayor parte de Europa en esa época, se vieran muy afectados, y si lo estaban, de qué manera concreta.