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Uruguay.- La OMM confirma dos “megarrayos” récord en América, uno que recorrió el sur de EEUU y otro entre Uruguay y Argentina

Dos megarrayos registrados en América del Norte y América del Sur respectivamente han sido validados por la Organización Meteorológica Mundial como nuevos récord mundiales en este meteoro, que afecta de manera especial al continente americano.

ORGANIZACIÓN METEOROLÓGICA MUNDIAL. (ORGANIZACIÓN METEOROLÓGICA MUNDI/Europa Press)

MADRID, 1 (EUROPA PRESS)

Dos megarrayos registrados en América del Norte y América del Sur respectivamente han sido validados por la Organización Meteorológica Mundial como nuevos récord mundiales en este meteoro, que afecta de manera especial al continente americano.

El Comité de la OMM encargado de los fenómenos meteorológicos y climáticos extremos, que lleva un registro oficial de estos a escala regional, hemisférica y mundial reconoció estos récord.

En concreto, se ha superado el récord de rayo individual de mayor extensión, ya que cubrió una distancia horizontal de unos 768 kilómetros (+- un margen de 8 kilómetros) por el sur de Estados Unidos el 29 de abril de 2020. Ese registro equivale a la distancia entre las ciudades estadounidenses de Nueva York y Columbus (Ohio), o entre Londres y la ciudad alemana de Hamburgo.

Por otro lado, también se ha superado el récord de rayo individual de mayor duración, ya que su descarga se produjo de forma continuada durante 17,102 (+- 0,002 segundos) en el marco de una tormenta que se formó sobre Uruguay y el norte de Argentina el 18 de junio de 2020.

El nuevo valor de mayor distancia recorrida por un rayo jamás detectada supera en 60 kilómetros el récord anterior, dado que en esa ocasión el fenómeno se produjo a lo largo de 709 (+- 8 kilómetros) a través del sur de Brasil el 31 de octubre de 2018.

En ambos récord se utilizó el método del arco de círculo máximo para medir la extensión del rayo. El anterior récord de mayor duración de un megarrayo se observó en un rayo cuya descarga se produjo de forma continuada durante 16,73 segundos en el norte de Argentina el 4 de marzo de 2019. Se trata de un valor 0,37 segundos más breve que el actual récord.

«Se trata de valores extraordinarios observados en rayos individuales. Las mediciones de fenómenos medioambientales extremos son una prueba viviente de toda la fuerza de la naturaleza, así como de los avances científicos que ahora nos permiten realizar esas evaluaciones. Es probable que existan fenómenos extremos aún mayores y que podamos observarlos a medida que evolucione la tecnología de detección de rayos», ha valorado el ponente de la OMM sobre registros mundiales de fenómenos meteorológicos y climáticos extremos, Randall Cerveny.

«Los rayos son un gran peligro que se cobra numerosas vidas cada año. Estos récords ponen de relieve cuestiones de importancia para la seguridad pública respecto de las nubes electrificadas en las que los rayos pueden recorrer distancias enormes», ha explicado el secretario general de la OMM, el profesor Petteri Taalas.

Las nuevas descargas sin precedentes cayeron en zonas especialmente sensibles a las tormentas conocidas como sistemas convectivos de mesoescala, cuya dinámica hace posible que se produzcan megarrayos extraordinarios, a saber, las Grandes Llanuras en América del Norte y la cuenca del Plata en América del Sur.

«Estas descargas extremadamente extensas y de larga duración no fueron episodios aislados, sino que se produjeron en el marco de tormentas activas. Cada vez que se oyen truenos, es momento de buscar un lugar seguro para protegerse de los rayos», señaló el especialista en rayos y miembro de dicho comité Ron Holle.

Holle ha recordado que los únicos lugares donde los rayos no constituyen una amenaza son los edificios de envergadura que cuentan con redes de cableado y de tuberías, no estructuras como las instaladas en la playa ni tampoco las paradas de autobús.

Además, añade que otro de los lugares considerados seguros es el interior de los vehículos con techo metálico completamente cerrado, no los buggies ni las motocicletas.

Por ello, aconseja que si se dispone de datos fiables que indiquen la presencia de rayos en un radio de 10 kilómetros, deberá buscarse refugio en un edificio o vehículo que brinde protección frente a los rayos. «Como demuestran estos casos extremos, los rayos no solo pueden recorrer distancias descomunales en cuestión de segundos, sino que además forman parte de tormentas más grandes, así que hay que estar atentos», añadió Holle.

De acuerdo con los datos recogidos en el archivo de la OMM de Fenómenos Meteorológicos y Climáticos Extremos, la organización ha verificado previamente otros fenómenos relacionados con los rayos como el impacto directo de un rayo, como el que cayó en 1975 en Zimbabwe que provocó la muerte a 21 personas que se estaban apiñando en una choza buscando resguardo.

También incluye el archivo el impacto indirecto de un rayo que cayó en 1994 y por el que murieron 469 personas murieron en Dronka (Egipto) cuando un rayo impactó en un parque de tanques de combustible, lo que produjo el derrame del líquido en llamas hacia la ciudad.

En las evaluaciones anteriores que permitieron determinar el rayo más extenso y el rayo de mayor duración se utilizaron datos recopilados por redes terrestres de mapeo de descargas (LMA). Muchos científicos especializados en rayos reconocieron que las actuales redes LMA solo pueden observar estos fenómenos hasta ciertos límites. La observación de megarrayos que sobrepasen esos umbrales precisaría de una tecnología de mapeo con un alcance más amplio.

«A pesar de tener un gran impacto en nuestra vida cotidiana, los rayos son un fenómeno natural asombrosamente esquivo y complejo. En la actualidad, disponemos de excelentes mediciones de sus múltiples facetas, y ello nos permite descubrir nuevos y sorprendentes aspectos de su comportamiento. Ahora que contamos con un registro sólido de esos rayos monstruosos, podemos empezar a entender cómo se producen y estimar los desmesurados efectos que tienen», ha destacado el autor principal y miembro del comité de evaluación del Grupo de Espacio y Teledetección (ISR-2) del Laboratorio Nacional de Los Álamos (Estados Unidos), Michael Peterson.

«Hay muchas cosas que todavía no sabemos acerca de estos monstruos, pero como científico que comienza su carrera, es un privilegio trabajar con mis colegas en la vanguardia de esta nueva y apasionante esfera de investigación y ampliar nuestra comprensión sobre lo que los rayos son capaces de hacer», concluyó.

Los instrumentos espaciales proporcionarán una cobertura casi mundial de la actividad total de rayos, tanto de las descargas en las nubes como de los rayos de nube a tierra.

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