MADRID, 4 (EUROPA PRESS)
El cáncer provoca un coste económico, entre gastos directos e indirectos, al 41 por ciento de las familias españolas superior a 10.000 euros durante la enfermedad, lo que podría ser «inasumible» para cerca de las 30.000 personas que son diagnosticadas de cáncer y están en paro, son autónomos o su salario se encuentra por debajo del salario mínimo interprofesional (SMI), según el primer informe sobre la inequidad del cáncer en España, publicado por la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) este viernes, con motivo del Día Mundial contra el Cáncer.
El estudio, presentado en un acto presidido por la reina Letizia, presidenta de Honor con carácter permanente de la AECC y de la Fundación Científica de la AECC, y con la presencia de la ministra de Sanidad, Carolina Darias, también advierte de que el porcentaje de mujeres cuyo salario está por debajo del SMI es el doble que el de los hombres (25,7% de las mujeres), por lo que la situación de desigualdad podría ser peor para ellas.
«Las desigualdades tienen un impacto directo en las oportunidades de las personas para hacer frente al cáncer. No todas las personas tienen acceso a entornos saludables para prevenirlo desde la infancia ni a medidas preventivas para detectarlo precozmente; no todas las personas que son diagnosticadas de cáncer y sus familiares tienen garantizada una atención integral y continuada; y no todos los cánceres se investigan en la misma medida, lo que significa que hay pacientes que pueden tener menores posibilidades de supervivencia», ha expuesto el presidente de la AECC, Ramón Reyes.
Según el informe, hay desigualdades que tiene que ver con el acceso a entornos saludables, al diagnóstico precoz, a tratamientos como la atención psicológica y los cuidados paliativos y a la investigación, influyendo en las desigualdades el aspecto socioeconómico.
Por ejemplo, denuncia que «el código postal afecta más que el código genético a la hora de hacer frente al cáncer, por lo que hay una parte de la población que no tiene las mismas oportunidades de prevenir y detectar precozmente el cáncer dependiendo de dónde viva».
Así, recoge que hasta siete comunidades autónomas no han conseguido que toda su población de riesgo (50 a 69 años) tenga acceso a un programa de cribado colorrectal. Además, lamentan el 42 por ciento de las CCAA no protege a la población del humo del tabaco, responsable del 30 por ciento de los casos de cáncer. Mientras tanto, recuerdan que casi el 43 por ciento de los menores de 12 años están expuestos al humo del tabaco en espacios públicos.
CUIDADOS PALIATIVOS Y ATENCIÓN PSICOLÓGICA, INSUFICIENTES
Respecto a cuidados paliativos, el documento argumenta que España está «a la cola» de las tasas recomendadas, con 0,6 unidades por cada 100.000 habitantes, ligeramente por debajo de la media europea (0,8). Según la Asociación Europea de Cuidados Paliativos, para una adecuada atención se necesitan 2 unidades por cada 100.000 habitantes, una domiciliaria y otra hospitalaria.
Además, si se pone la mirada a nivel regional, en este aspecto también existe inequidad, pues comunidad autónomas como La Rioja e Islas Canarias están significativamente por debajo de 0,32 y 0,40. Murcia, Ceuta, Melilla o País Vasco sí están más cerca de la tasa recomendada, con 1,5 unidades por cada 100.000 habitantes.
El informe también destaca que más del 90 por ciento de las comunidades autónomas no tienen atención psicológica especializada o es insuficiente. La situación, nuevamente, vuelve a ser más acuciante en mujeres: hay un mayor porcentaje de mujeres diagnosticadas de cáncer con malestar psicológico significativo (45%) frente a los hombres (27%).
LAS DESIGUALDADES CONTADAS POR LOS PACIENTES
El acto ha contado con el testimonio de tres pacientes de cáncer y un familiar, que han ejemplificado algunas de las desigualdades que agrava en unos casos y, en otros, provoca el cáncer. Por ejemplo, Gloria Martínez, paciente diagnosticada de cáncer de mama dos veces y residente en el Valle de Arán, ha visibilizado cómo se vive el cáncer en el ámbito rural.
En este sentido, ha mostrado las diferencias entre su primer diagnóstico, hace ya 15 años, y el último, donde gracias a los avances en la sanidad y la digitalización de la organización ha podido recibir los servicios que necesitaba.
«Cada vez que tienes que hacer diagnóstico, pruebas o tratamiento tienes que desplazarte. En mi caso dos horas y cuarto hasta Lleida. Todo esto significa un trastorno muy grande. Y si te tienes que hacer radioterapia tienes que ir cada día durante un mes y medio», ha comentado.
En cuanto a los problemas socioeconómicos, Beatriz Parra, paciente de cáncer de mama y fisioterapeuta, ha contado cómo perdió su trabajo a raíz del diagnóstico. Después de agotar la prestación por desempleo y recurrir a la familia para que pudiera ayudarla económicamente, ha tenido que explorar nuevas oportunidades profesionales en el mercado laboral, ya que adquirió una discapacidad que la impide volver a su antiguo trabajo.
«La empresa no me renovó porque las bajas oncológicas son muy largas, están catalogadas como enfermedad común aunque no debería ser así. Me sentí desprotegida, no tenía ningún apoyo. Ya no me pude dedicar a lo que era mi trabajo durante toda la vida», ha esgrimido.
El impacto del cáncer también afecta a los familiares y a los cuidadores, como es el caso de Carmen Toledano, quien tuvo que pedir una excedencia para poder dedicarse al cuidado de su marido, enfermo de cáncer, y de su hija de 5 años.
Durante este periodo, tuvieron que hacer frente a una difícil situación económica pues, durante la excedencia laboral, Carmen no tuvo retribución salarial. Además, el tratamiento de su marido ha coincidido con la pandemia de COVID-19: «No había visitas, así que cada vez que se iba era un duelo para mí y mi hija. Pensábamos que ya no iba a volver. Ha sido de una crueldad difícil de explicar».
LA IMPORTANCIA DE LA INVESTIGACIÓN
En el acto también se ha reivindicado que la investigación es clave para aumentar la supervivencia. Gracias a la investigación en estos últimos años, hay un aumento de la supervivencia, 3,3 puntos en hombres y 2,6 en mujeres, pese a que la incidencia ha crecido un 7,2 por ciento desde el año 2016.
Cada año en España 100.000 personas son diagnosticadas con un tipo de tumor cuya supervivencia es baja (páncreas, esófago o hígado) o está estancada (laringe, estómago o pulmón) y que tiene menos posibilidades de sobrevivir porque necesitan más investigación. Pilar Fandos es una de estas 100.000, ya que en el 2018 le diagnosticaron un cáncer de páncreas.
Durante el evento, la paciente ha reclamado más investigación en tumores como el suyo: «Tardaron mucho en tratarme y cuando llegaron al quirófano el cáncer había evolucionado. Los médicos de manera individual son fantásticos pero algo falla en las tardanzas de mandarte al especialista, en los protocolos de coordinación entre especialidades… Tenemos que conseguir que se agilicen los tiempos de tratamiento».
«¿IGUALES?»
En base a todos estos datos, la AECC ha lanzado también este viernes la campaña ‘Iguales?’, en la que se muestra a la sociedad las desigualdades que existen hoy en día a la hora de enfrentarse al cáncer, bien para prevenirlo, vivir con él o acceder a los resultados de investigación.
La iniciativa se centra en denunciar tres líneas de inequidad: «El código postal afecta más que el código genético, la tarjeta de crédito afecta más que la sanitaria a la hora de hacer frente al cáncer y la necesidad de investigar más aquellos tumores con la supervivencia baja o estancada».