El Gobierno de Israel ha prohibido a los trabajadores médicos practicar las denominadas ‘terapias de conversión’ para homosexuales, bajo amenaza de fuertes multas e incluso de la retirada de sus permisos para seguir ejerciendo la profesión sanitaria.
El ministro de Sanidad, Nitzan Horowitz, ha sido el encargado de anunciar esta medida, recordando que no se trata de ningún «tratamiento» sino que es un «abuso cruel» contra quienes lo sufren. Estas pseudoterapias, ha añadido, «matan el alma y a veces también el cuerpo», reconociendo el riesgo asociado de suicidio.
«Lleva a las autolesiones, al suicidio y a la muerte de miembros de la comunidad gay cuyo único pecado es simplemente ser quienes son», ha advertido Horowitz, homosexual declarado, en una comparecencia ante los medios. El ministro ha cargado contra los «charlatanes» que, mediante «lavados de cerebro», están «destruyendo vidas», informa ‘The Times of Israel’.
La nueva directiva establece que la orientación sexual no supone ningún problema psicológico y que, además, «no hay una manera clínica de cambiarla». Horowitz ha abogado por que el sistema sanitario de Israel sea también líder en materia de Derechos Humanos.