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Malí.- Francia recalca que “no se den las condiciones” para continuar la lucha contra el terrorismo en Malí

La ONU pide unos 605 millones de euros para dar ayuda a 5,3 millones de personas en situación de vulnerabilidad

La ONU pide unos 605 millones de euros para dar ayuda a 5,3 millones de personas en situación de vulnerabilidad

MADRID, 15 (EUROPA PRESS)

El Gobierno de Francia ha recalcado que «no se dan las condiciones» para continuar la lucha contra el terrorismo en Malí, en medio de las tensiones entre París y Bamako y ante la posibilidad de una retirada total de los militares franceses desplegados en el país africano.

«Si no se dan las condiciones, lo que es claramente el caso, para seguir actuando en Malí, seguiremos combatiendo el terrorismo junto a los países del Sahel, que son bastante exigentes», ha manifestado el ministro de Exteriores francés, Jean-Yves Le Drian.

Así, ha resaltado en una entrevista concedida a France 5 que el país africano «está dirigido a día de hoy por cinco coroneles que se hicieron con el poder hace dos años y que quieren prorrogarlo cinco años».

«Es con un gobierno de este tipo, una gente de este tipo, con la que hay que trabajar para garantizar su seguridad mientras niega todo proceso democrático en el seno del país y son condenados por sus vecinos», ha explicado.

«No conozco ningún país africano que ahora mismo apoye a la junta de Malí. Es la junta la que se aísla, la que pierde, la que fracasa», ha señalado, antes de pedir a las autoridades militares de Malí que «asuma la situación».

Asimismo, Le Drian ha incidido en que un millar de mercenarios del Grupo Wagner, propiedad de un empresario ruso cercano al presidente de Rusia, Vladimir Putin, se encuentran en el país africano para «proteger a la junta» y mantenerla en el poder.

«En estas condiciones, es difícil continuar», ha defendido el ministro de Exteriores, quien ha incidido en que el presidente francés, Emmanuel Macron, busca «una reorganización, pero no una salida (del Sahel)».

En el marco de las tensiones bilaterales desde el golpe de agosto de 2020 –que derrocó al entonces presidente, Ibrahim Boubacar Keita–, que se han agravado ante la decisión de la junta de prolongar varios el periodo de transición, Bamako ha apostado por «revisar» los «acuerdos desequilibrados» alcanzados con Francia en materia de seguridad.

«Queremos revisar los acuerdos desequilibrado que hacen de nosotros un Estado que no puede sobrevolar su territorio sin autorización de Francia», dijo el primer ministro maliense, Choguel Maiga, en una entrevista concedida en enero a la cadena de televisión maliense ORTM.

Los acuerdos de defensa entre ambos países fueron lanzados en marzo de 2013 tras el inicio dos meses antes de una operación militar francesa a petición de Bamako para hacer frente a los avances de grupos yihadistas que secuestraron un levantamiento tuareg en el Azawad y avanzaron hacia el centro del país.

Las autoridades francesas, al igual que otros países occidentales, se han mostrado igualmente muy críticas con la junta por el supuesto despliegue de mercenarios del Grupo Wagner, algo que ha sido negado desde Bamako y Moscú, que hablan de cooperación militar regular.

El Gobierno de transición ha admitido la presencia de instructores militares rusos en el país, bajo un mandato parecido al que otorgaron a la misión de entrenamiento de la Unión Europea, en medio de las suspicacias occidentales por el aumento de la influencia rusa en África.

PLAN DE RESPUESTA HUMANITARIA

Por otra parte, Naciones Unidas y sus socios humanitarios lanzaron el lunes el Plan de Respuesta Humanitaria para Malí, que busca recaudar 686 millones de dólares (unos 605 millones de euros) para dar ayuda a 5,3 millones de personas en situación de vulnerabilidad, de un total de 7,5 millones de personas que necesitan ayuda humanitaria.

En un comunicado conjunto, las autoridades de Malí y la ONU han señalado que la situación humanitaria «es crítica» y han agregado que «el conflicto y la inseguridad limitan el acceso de los trabajadores humanitarios a las comunidades».

«El número de desplazados internos sigue siendo alto, con necesidades urgentes en educación, sanidad, agua e higiene. Más de 1,8 millones de personas se verán afectadas por la próxima temporada de escasez, entre junio y agosto, la cifra más alta desde 2014, comparada con los 1,3 millones de 2021», han detallado.

El coordinador humanitario de la ONU para Malí, Alain Noudehou, ha hecho hincapié en que «para las acciones humanitarias y de desarrollo es esencial garantizar la seguridad de la gente, incluida la seguridad de los actores que les dan apoyo».

«Juntos, debemos apoyar la restauración del sustento de las poblaciones desplazadas y refugiadas, apoyar su retorno seguro a sus lugares de origen para reducir gradualmente su dependencia de la asistencia humanitaria», ha argüido Noudehou.

En este sentido, ha reseñado que «es necesario seguir fortaleciendo iniciativas para soluciones duraderas y garantizar una mejor coordinación entre las acciones humanitarias, de desarrollo y de consolidación de la paz para hacer frente mejor a las necesidades y construir la resiliencia de comunidades en áreas de conflicto o postconflicto».

Por su parte, el viceministro de Sanidad para Acción Humanitaria, Refugiados y Desplazados, Oumarou Diarra, ha destacado que «el compromiso de los socios que acceder a las personas vulnerables que se encuentran en condiciones difíciles, a veces a riesgo de su vida, es algo bienvenido».

DETERIORO DE LA SITUACIÓN HUMANITARIA

El portavoz de la Secretaría General de la ONU, Stéphane Dujarric, ha incidido en que «los colegas humanitarios afirman que el nivel de necesidades es el más alto desde 2012» y ha recordado que «el último año ha estado caracterizado por un deterioro de la situación humanitaria a causa de la creciente inseguridad en la región central del país».

«La crisis de seguridad se está expandiendo ahora a la región sur. La violencia y los shocks climáticos han aumentado el número de personas que hacen frente a inseguridad alimentaria grave», ha relatado, antes de destacar que 1,8 millones de personas necesitarán ayuda alimentaria este año, un 51 por ciento más que en 2021.

Dujarric ha apuntado además que «las víctimas civiles han aumentado drásticamente en el norte y el centro de Malí durante el año pasado, siendo los civiles cada vez más objetivo de ataques violentos por parte de grupos armados, el repunte de la violencia intercomunitaria y los riesgos que suponen los artefactos explosivos improvisados».

Por último, ha recordado que Malí fue uno de los diez planes humanitarios con menos financiación en 2021. «A pesar de los crecientes desafíos, los trabajadores humanitarios y las organizaciones se han quedado y están trabajando», ha subrayado, antes de destacar que el año pasado dieron ayuda a más de 2,5 millones de personas.

La ONU y el Gobierno de Malí han especificado que en 2021 la comunidad humanitaria recibió 215 millones de dólares (cerca de 189,6 millones de euros) de los 563 millones de dólares (alrededor de 496,5 millones de euros) solicitados para el Plan de Respuesta Humanitaria, lo que equivale al 38 por ciento de los fondos reclamados.

Por ello, han destacado que es necesario «incrementar la financiación para apoyar mejor a las poblaciones y fortalecer su resiliencia» y han advertido de que «sin una financiación urgente y flexible, la situación podría aumentar la fragilidad y las necesidades de mujeres, niñas, niños y hombres en situación vulnerable».

«Por ejemplo, la nutrición de más de 959.000 niños, incluidos 247.000 niños que sufren desnutrición grave y 712.000 niños menores de cinco años que sufren desnutrición moderada, se verá interrumpida», han advertido en su comunicado conjunto.

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