MADRID, 9 (EUROPA PRESS)
Las emisiones globales de dióxido de carbono (CO2) generadas por el sector energético alcanzaron su nivel más alto de la historia en 2021, un año en el que repuntaron un 6 por ciento, hasta los 36.300 millones de toneladas, a consecuencia de la recuperación económica tras la crisis del Covid-19 en 2020 y en buena medida estas emisiones se debieron al aumento del uso de la energía térmica, según un informe de la Agencia Internacional de la Energía (AIE).
El incremento de las emisiones de CO2 en más de 2.000 millones de toneladas supone el mayor incremento en la historia en un año en términos absolutos, que se sitúa muy por encima del frenazo experimentado el año anterior, 2020, a consecuencia del declive inducido por la pandemia, según este análisis.
Así, la AIE concluye que la recuperación de la demanda energética a lo largo de 2021 se produjo en un contexto de meteorología y condiciones del mercado energético adversas, con un notable repunte de los precios del gas natural que derivó en una mayor quema de carbón, a pesar de que al mismo tiempo la generación de energías renovables registrada también ha experimentado el mayor crecimiento histórico.
Las cifras de emisiones globales de CO2 y la demanda de energía analiza de manera detallada región a región y combustible a combustible de los que analiza la AIE, de acuerdo con los datos nacionales oficiales, los datos energéticos, económicos y meteorológicos disponibles públicamente. Todo ello lo combina con las estimaciones de emisiones de metano que el organismo publicó hace un mes junto con las estimaciones de óxido nitroso y emisiones de CO2 relacionadas con la quema, el nuevo análisis muestra que las emisiones generales de gases de efecto invernadero de la energía aumentaron a su nivel más alto en 2021.
Los números dejan claro que la recuperación económica después de la crisis de la COVID-19 no ha sido sostenible, tal y como el director ejecutivo de la IEA, Faith Birol, pidió durante las primeras etapas pandémicas en 2020. Ahora, la agencia subraya que el mundo debe garantizar que el incremento de emisiones en 2021 fue una excepción y que la transición energética acelerada contribuya a mejorar la seguridad energética global y a reducir los precios de la energía a los consumidores.
En concreto, el carbón representó en torno al 40 por ciento del crecimiento de emisiones energéticas globales en 2021 y alcanzó un máximo histórico de 15.300 millones de toneladas. Las emisiones de CO2 del gas natural también aumentaron y superaron los niveles previos de 2019, hasta los 7.500 millones de toneladas. Con 10.700 millones de toneladas, las emisiones procedentes del petróleo permanecieron significativamente más bajas que los niveles pre-pandemia a consecuencia de la recuperación limitada de la actividad en el transporte en 2021, sobre todo la de la aviación.
A pesar del repunte en el uso del carbón, las fuentes de energía renovable y la energía nuclear proporcionaron una mayor proporción de la generación de electricidad mundial que el carbón en 2021. La generación basada en energías renovables alcanzó un máximo histórico, superando los 8 000 teravatios-hora (TWh) en 2021, un registrar 500 TWh por encima de su nivel de 2020. La producción eólica y solar fotovoltaica aumentó en 270 TWh y 170 TWh, respectivamente, mientras que la generación hidráulica disminuyó debido a los efectos de la sequía, especialmente en Estados Unidos y Brasil.
Al mismo tiempo, el informe de la IEA concluye que el uso de carbón para la generación de electricidad en 2021 se intensificó por el récord de los precios del gas natural. Según el informe, los costes de operación de las centrales de carbón en Estados unidos y en muchos sistemas eléctricos europeos fueron considerablemente más bajos que en los de las centrales eléctricas de gas durante buena parte de 2021 y este cambio del gas por el carbón ha contribuido a aumentar las emisiones globales de CO2 de la generación eléctrica en más de 100 millones de toneladas, sobre todo en Estados Unidos y Europa, donde la competencia entre las centrales eléctricas de gas y las de carbón está más reñida.
El análisis atribuye en buena medida el repunte de las emisiones globales de CO2 por encima de los niveles prepandémicos a China, donde aumentaron en 750 millones de toneladas de 2019 a 2021. Este país fue la única economía importante que tuvo crecimiento económico tanto en 2020 como en 2021 y en esos dos años las emisiones de China compensaron con creces la disminución agregada en el resto del mundo durante el mismo período. Solo en 2021, las emisiones de CO2 de China superaron los 11.900 millones de toneladas, es decir, el 33 por ciento del total mundial.
En India también repuntaron fuertemente las emisiones de la energía en 2021, por encima de los niveles de 2019 sobre todo por el crecimiento del uso del carbón para la generación eléctrica que subió un 13 por ciento por encima de los niveles de 2020.
No obstante, el documento de la IAE refleja que la producción económica mundial de las economías más avanzadas logró recuperar los niveles previos a la pandemia en 2021, pero sus emisiones se recuperaron de manera menos pronunciada lo que refleja que la trayectoria emisora sigue siendo de permanente declive estructural.
En concreto, las emisiones de CO2 en los Estados Unidos en 2021 fueron un 4 por ciento inferiores a su nivel de 2019 y un 2,4 por ciento inferiores en la Unión Europea. En Japón, las emisiones cayeron un 3,7 por ciento en 2020 y se recuperaron menos del 1 por ciento en 2021.
Finalmente, señala que a nivel per cápita, las emisiones de CO2 en las economías avanzadas han caído a 8,2 toneladas de media, por debajo del promedio de China, que se sitúa en 8,4 toneladas. La AIE concluye que siguen existiendo grandes diferencias entre las economías avanzadas.