MADRID, 1 (EUROPA PRESS)
Un equipo interdisciplinar ha obtenido y estudiado los primeros genomas antiguos procedentes de los yacimientos de élite ávara más importantes descubiertos en la Hungría contemporánea.
Este estudio, publicado en la revista ‘Cell’, rastrea el origen genético de la élite ávara hasta una lejana región del este de Asia Central y proporciona pruebas genéticas directas de una de las mayores y más rápidas migraciones a larga distancia de la historia humana antigua.
Menos conocidos que los hunos de Atila, los ávaros fueron sus sucesores más exitosos. Gobernaron gran parte de Europa Central y Oriental en un imperio que duró casi 250 años centrado en la cuenca de los Cárpatos. Se sabe que procedían de Asia Central en el siglo VI de nuestra era, pero los autores antiguos y los historiadores modernos debatían su procedencia.
Se les conoce principalmente por las fuentes históricas de sus enemigos, los bizantinos, que se preguntaban por el origen de los temibles guerreros ávaros tras su repentina aparición en Europa, si procedían del imperio de Rouran, en la estepa mongola (que acababa de ser destruida por los turcos).
Los historiadores se han preguntado si se trataba de un grupo migratorio bien organizado o de una banda mixta de fugitivos. Las investigaciones arqueológicas han señalado muchos paralelismos entre la cuenca de los Cárpatos y los artefactos nómadas euroasiáticos (armas, vasijas, arneses para caballos), por ejemplo un pectoral de oro en forma de lúnula utilizado como símbolo de poder. También sabemos que los ávaros introdujeron el estribo en Europa. Sin embargo, hasta ahora no hemos podido rastrear su origen en las amplias estepas euroasiáticas.
En este estudio, un equipo multidisciplinar –que incluye investigadores del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, en Alemania; la Universidad ELTE y el Instituto de Arqueogenómica de Budapest, en Hungría; la Facultad de Medicina de Harvard y el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton, en Estados Unidos, y la Academia Austriaca de Ciencias–, analizó 66 individuos de la cuenca de los Cárpatos.
La investigación incluyó las ocho tumbas ávaras más ricas jamás descubiertas, rebosantes de objetos de oro, así como otros individuos de la región anteriores y durante la época ávara.
«Abordamos una cuestión que ha sido un misterio durante más de 1.400 años: ¿quiénes eran las élites ávaras, misteriosos fundadores de un imperio que casi aplastó a Constantinopla y que durante más de 200 años gobernó las tierras de las actuales Hungría, Rumanía, Eslovaquia, Austria, Croacia y Serbia?», explica Johannes Krause, autor principal del estudio.
Los ávaros no dejaron registros escritos sobre su historia y estos primeros datos sobre el genoma proporcionan pistas sólidas sobre sus orígenes.
«La contextualización histórica de los resultados arqueogenéticos nos permitió acotar el momento de la migración ávara propuesta. Recorrieron más de 5.000 kilómetros en pocos años, desde Mongolia hasta el Cáucaso, y tras diez años más se asentaron en lo que hoy es Hungría. Se trata de la migración de larga distancia más rápida de la historia de la humanidad que podemos reconstruir hasta ahora», explica Choongwon Jeong, coautor del estudio.
Por su parte, Guido Gnecchi-Ruscone, autor principal del estudio, añade que, «además de su clara afinidad con el noreste de Asia y su probable origen debido a la caída del Imperio Rouran, también vemos que las élites del período Avar del siglo VII muestran entre un 20 y un 30 por ciento de ascendencia adicional no local, probablemente asociada al Cáucaso Norte y a la estepa de Asia occidental, lo que podría sugerir una mayor migración desde la estepa tras su llegada en el siglo VI».
La ascendencia de Asia oriental se encuentra en individuos de varios yacimientos de la zona de asentamiento principal entre los ríos Danubio y Tisza, en la actual Hungría central.
Sin embargo, fuera de la región principal de asentamiento encontramos una gran variabilidad en los niveles de mezcla entre individuos, especialmente en el yacimiento de Kölked, en el sur de Hungría. Esto sugiere la existencia de una élite de inmigrantes ávaros que gobernaba una población diversa con la ayuda de una élite local heterogénea.
Estos apasionantes resultados demuestran el gran potencial que tiene la colaboración sin precedentes entre genetistas, arqueólogos, historiadores y antropólogos para la investigación del «período migratorio» en el primer milenio de la era cristiana, destacan los investigadores.