MADRID, 1 (EUROPA PRESS)
El destacado clérigo chií iraquí Muqtada al Sadr, que encabeza el bloque político Sayirún, ha afirmado que da una «oportunidad» de un mes para que sus rivales intenten formar un Gobierno sin él, ante el estancamiento del proceso de conversaciones tras las parlamentarias de 2021.
Al Sadr ha recalcado en un mensaje en su cuenta en la red social Twitter que suspenderá sus esfuerzos para ensamblar un Ejecutivo para que los responsables de la «obstrucción», en referencia a los partidos proiraníes, puedan negociar con todos los partidos e intentar lograr un acuerdo.
Los partidos proiraníes y sus aliados han estado bloqueando las sesiones parlamentarias para evitar que Sayirún y sus aliados puedan generar un bloque mayoritario, por lo que el clérigo ha dicho que dará esta «oportunidad» a estas formaciones durante el periodo de Ramadán.
Así, ha explicado que ha adoptado esta medida para intentar evitar que «Irak quede sin un Gobierno» y ha recordado que el bloque Alianza Salvar la Patria, liderado por Sayirún, se hizo con la victoria en las elecciones. Este bloque aúna a su partido, al Partido Democrático del Kurdistán (PDK) y a la Alianza Soberanía, integrada por partidos suníes.
El bloque ha nominado a Reber Ahmed, del PDK, como candidato a la Presidencia, y al ‘sadrista’ Mohamed Yaafar al Sadr, primo del clérigo, como primer ministro, si bien la falta de quórum en el seno del Parlamento ha impedido una votación para su confirmación, según ha recogido la cadena de televisión kurda Rudaw.
Los partidos proiraníes expresaron su rechazo a los resultados electorales tras un duro varapalo en las urnas e incluso los apelaron, si bien el Tribunal Supremo de Irak los ratificó a finales de diciembre. Desde entonces las tensiones políticas han repuntado y el Parlamento ha sido incapaz de celebrar sesiones con regularidad.
Las parlamentarias, de carácter anticipado, fueron convocadas tras la grave crisis política en la que se vio sumido el país tras las masivas movilizaciones registradas en 2019, que forzaron la dimisión del Gobierno y la aprobación de una nueva legislación electoral.
Las protestas, que estallaron en octubre de 2019 y se saldaron con más de 550 muertos –según el balance oficial facilitado en julio de 2020–, supusieron una nueva muestra del desencanto de la población con la clase política ante los numerosos casos de corrupción, el mal estado de los servicios públicos y la crisis económica imperante en Irak.