Las personas que llevan a cabo matanzas indiscriminadas como la ocurrida en un supermercado de Buffalo (Nueva York) no solo planean el ataque, sino que también transmiten sus actos en vivo por las redes sociales en la esperanza de alentar más acciones violentas.
Plataformas como Twitter, Facebook y, últimamente, Twitch han aprendido duras lecciones relacionadas con los videos a menudo violentos que acompañan esas balaceras. Los expertos, no obstante, piden un debate más amplio en torno a las transmisiones livestream, incluida la pregunta de si se deben permitir o no, dado que, una vez que circularon por las redes, es casi imposible eliminarlos totalmente.
El individuo acusado de matar el sábado a 10 personas, todas ellas de raza negra en Buffalo, quien se describió como un supremacista blanco, había montado una cámara GoPro en su casco para transmitir su ataque en vivo a través de Twitch, una plataforma de videojuegos que ya fue usada por otro individuo que mató a dos personas en el 2019 en una sinagoga en Halle, Alemania.
Había dado detalles de su plan en un desordenado diario digital que habría sido difundido antes del ataque, aunque no está claro cuánta gente puede haberlo visto. Su objetivo era inspirar imitaciones y promover sus creencias racistas. Después de todo, él mismo estaba copiando a otra persona.
Decidió no transmitir su ataque por Facebook, como hizo un individuo que mató a 51 personas en dos mezquitas de Christchurch, Nueva Zelanda, hace tres años. Ello se debió a que esa plataforma requiere a sus usuarios que abran una cuenta para poder ver livestreams. Twitch no lo requiere.
De todos modos, no todo salió como lo había planificado. Aparentemente las plataformas respondieron más rápido de lo que lo hicieron tras el ataque de Christchurch y frenaron la transmisión del video de Buffalo, de acuerdo con Megan Squire, experta en tecnología del Southern Poverty Law Center.
Un usuario de Twitch aparentemente alertó a los vigilantes del contenido de Twitch acerca de lo que se estaba transmitiendo, según Squire, y la transmisión fue cortada menos de dos minutos después de que comenzase el tiroteo. Twitch no dijo quién alertó acerca de lo que sucedía. En un comunicado difundido el martes, agradeció “los informes de usuarios que nos ayudaron a pillar y eliminar el contenido dañino en tiempo real”.
“En este caso, estuvieron bastante bien”, dijo Squire. “El hecho de que sea tan difícil conseguir el video ahora es prueba de ello”.
El ataque del 2019 en Christchurch fue transmitido en vivo por Facebook durante 17 minutos y rápidamente fue reproducido en otras plataformas. Esta vez, dio la impresión de que las plataformas se coordinaron mejor.
Los algoritmos de las plataformas, sin embargo, pueden tener dificultades para identificar copias de los videos si alguien las ha editado. Eso creó problemas, como cuando algunos usuarios de fotos de la internet alteraron el video con supuestos toques humorísticos. Las empresas tecnológicas hubieran tenido que emplear “algoritmos más sofisticados” para detectar esas coincidencias parciales, de acuerdo con Squire.
“Parece algo más siniestro y cínico”, dijo, aludiendo a los intentos de difundir videos del tiroteo en los últimos días.
Twitch tiene en todo momento más de 2,5 millones de usuarios activos. Unos 8 millones de creadores de contenido transmiten videos en esa plataforma todos los meses, según la empresa. La firma usa informes de usuarios, algoritmos y moderadores para detectar y eliminar contenido violento.
Twitch dijo que suspendió rápidamente la transmisión en vivo del ataque del sábado, pero no ofreció mayores detalles acerca de lo sucedido.
Un portavoz de Twitch dijo que la firma compartió la transmisión en vivo con Global Internet Forum, una organización sin fines de lucro creada por las empresas tecnológicas para supervisar sus propias plataformas. De todos modos, partes del video llegaron a otras plataformas, incluida Streamable, donde estuvo a disposición de millones de usuarios.
Las plataformas pueden tener problemas en el futuro derivados de una ley de Texas que prohíbe a las grandes empresas noticiosas “censurar” los puntos de vista de sus usuarios. El atacante de Buffalo “tenía puntos de vista muy específicos” y la ley es lo suficiente ambigua como para generarle riesgos a quienes vigilan a la gente como él, según Jeff Kosseff, profesor de ciberseguridad de la Academia Naval. “Realmente inclina la balanza hacia el lado de mantener el contenido nocivo”, expresó.
Expertos dicen que plataformas como Twitch pueden ejercer un mayor control de lo que transmiten en vivo. Por ejemplo, provocando demoras en la transmisión que dan tiempo para silenciar a quienes violan las reglas.
Una opción sería prohibir las transmisiones en vivo directamente. Pero eso sería inimaginable en vista de la importancia que tienen para las empresas las transmisiones en vivo.
Las plataformas generalmente defienden el derecho a la libertad de expresión. Pero Koenig sostiene que hay que encontrar un equilibrio “con el derecho a la privacidad y otros temas que surgen en esta instancia”.