MADRID, 5 (EUROPA PRESS)
La combinación que nunca falla: Nadal, junio y la Philippe Chatrier. En la pista principal del torneo parisino, donde nunca ha perdido una final, el balear ha vuelto a hacer historia, en esta ocasión ante uno de los alumnos más aventajados de su Academia, que se enfrentaba a su primer final de un 'Grand Slam'.
Su inexperiencia le pasó factura ante un rival superlativo, capaz de todo y más en París. Ni la enfermedad degenerativa en su pie izquierdo, que ha amenazado incluso con poner fin a su carrera, ni las bajas expectativas de muchos tras su ausencia por lesión durante varias semanas han desarmado su idilio con la arcilla francesa.
Con su decimocuarta Copa de los Mosqueteros (2005, 2006, 2007, 2008, 2010, 2011, 2012, 2013, 2014, 2017, 2018, 2019, 2020 y 2022), Nadal, que este viernes cumplió 36 años, alcanza los 22 títulos de 'Grand Slam', y amplía su ventaja sobre el serbio Novak Djokovic (20) y sobre el suizo Roger Federer (20), a los que ya consiguió superar a principios de año al conquistar el Abierto de Australia.
En una nueva cita con el polvo de ladrillo parisino, el de Manacor no tuvo problemas para defender su primer servicio, y, a las primeras de cambio, rompió el saque del escandinavo con un 'passing' marca de la casa. Sin embargo, dos dobles faltas permitieron a Ruud responder al golpe con un 'contrabreak'.
La reacción apenas inquietó al español, que en el siguiente juego volvió a quebrar a su adversario, demasiado impreciso, para encarrilar un set que definiría en su primera oportunidad, tras 49 minutos de juego. Era el primer aviso del legítimo dueño de la Copa de los Mosqueteros.
El noruego, que se convertirá en el nuevo número seis del mundo este lunes y cuyo mejor resultado hasta ahora en un 'grande' eran los octavos de final del Abierto de Australia 2021, sobrevivió en la inauguración de la segunda manga a las tres bolas de 'break' de las que dispuso el balear.
Soñó con todavía más cuando en el cuarto juego consiguió poner el 3-1 a su favor con su primera rotura del parcial, pero fue un espejismo. Nadal emergió para ganar cinco juegos consecutivos y ponerle todo cuesta arriba después de un largo final en el que necesitó cuatro ocasiones para cerrar el set.
Su dominio aplastante continuó en el tercer y definitivo parcial, donde un desquiciado Ruud se dejó llevar por el 'tsunami' balear, que con un 'rosco' cerró en dos horas y 18 minutos su aventura en París, con la incertidumbre de si el físico le dejará seguir peleando, entre lágrimas de emoción y alzando el trofeo francés.