MADRID, 9 (EUROPA PRESS)
"El trabajo infantil es una violación grave de los derechos de los niños y niñas. Durante la crisis de la COVID-19 hemos presenciado un alarmante aumento del trabajo infantil provocado por la lucha de las familias para llegar a fin de mes", ha dicho la coordinadora de programas y sensibilización de World Vision, Charo Izquierdo.
En este sentido, ha calificado la situación de millones de familias de "desesperada" y ha indicado que hay "un gran desafío" por delante que tiene que implicar a los organismos internacionales, así como a los gobiernos, las empresas y las sociedades de todo el mundo.
Con motivo del Día Mundial contra el Trabajo Infantil el próximo 12 de junio, la ONG ha hecho hincapié en que es necesario "poner el foco" en los niños, niñas y jóvenes trabajadores a quienes se les roba su infancia, educación y futuro.
Según las cifras proporcionadas por la organización, alrededor de 160 millones de niños y niñas de 5 a 17 años en todo el mundo están involucrados en trabajo infantil, privados de su educación y propensos a daños en su desarrollo mental, físico y social.
Del total, casi la mitad trabajan en condiciones peligrosas, transportando cargas pesadas en obras de construcción o excavando en minas a cielo abierto debido a que muchas familias no se pueden permitir tener a los niños en casa por la pobreza en el hogar.
Además, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) alrededor del 70 por ciento de los niños y niñas están empleados en sectores como la agricultura, los servicios domésticos, las fábricas, así como en trabajos forzados: el comercio sexual y los llamados 'niños soldado'.
Por países, World Vision apuntó en un informe el año pasado que casi el 50 por ciento de las familias habían enviado a sus hijos a trabajar por encontrarse en contextos frágiles de inseguridad o conflicto armado, así como por la pobreza.
El trabajo infantil es común en todo Afganistán, con estimaciones que muestran que solo en la capital, Kabul, al menos 60.000 niños trabajan en las calles todos los días. Desde el cambio de gobierno impuesto por los talibán el pasado año, estas cifras se han triplicado, según un comunicado de la organización.
Asimismo, en otros países, como en Camboya el 28 por ciento de los hogares sufrieron pérdidas de empleo e ingresos por la pandemia, dando como resultado que muchos menores mendigaran en las calles o se vieran obligados a trabajar.
"No hay excusa para que esto suceda en el siglo XXI. Con una acción urgente, basada en la concienciación de los derechos de la infancia, alentando la matriculación escolar y ayudando a las familias a mejorar sus ingresos y mediante la asociación con gobiernos y empresas para prevenir el trabajo infantil, aún podemos cumplir con nuestro compromiso global de poner fin al trabajo infantil para 2025", ha zanjado Izquierdo.