Joe Biden comenzó el miércoles la primera visita de su presidencia a Oriente Medio con una tarea monumental: garantizar a las inquietas autoridades en Israel y Arabia Saudí que está comprometido con evitar que Irán se convierta en potencia nuclear.
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Biden iniciaba su visita con una parada de tres días en Israel, donde las autoridades dijeron que el rápido progreso del programa nuclear iraní encabezaba sus temas a abordar con el mandatario estadounidense. Cuando asumió el cargo, Biden marcó como una de sus prioridades reactivar el acuerdo nuclear iraní negociado por Barack Obama en 2015.
Pero las conversaciones indirectas para que Estados Unidos regrese al acuerdo se paralizaron, e Irán avanzó con rapidez en su programa nuclear. Eso aumentó el pesimismo en el gobierno de Biden sobre las posibilidades de reactivar el acuerdo, que imponía restricciones considerables al programa nuclear iraní a cambio de un alivio de las sanciones.
Poco después de su llegada a Israel el miércoles, se esperaba que Biden fuera informado sobre el nuevo sistema antimisiles “Cúpula de Hierro” del país y visitara Yad Vashem, un monumento a víctimas del Holocausto. Además de reunirse con autoridades israelíes y palestinas, estaba previsto que recibiera la Medalla Presidencial de Honor y visitara a deportistas estadounidenses que participan en los Juegos Macabeos, en los que participan miles de judíos e israelíes de todo el mundo.
En una columna publicada el sábado en el Washington Post, Biden criticó a Trump por abandonar el acuerdo nuclear que también habían firmado Gran Bretaña, Francia, Alemania, Rusia, China y la Unión Europea. Pero el mandatario también sugirió que albergaba al menos un atisbo de esperanza sobre que los iraníes volvieran a cumplir los términos del pacto.
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“Mi gobierno seguirá aumentando la presión diplomática y económica hasta que Irán esté dispuesta a regresar al cumplimiento del acuerdo nuclear de 2015, como yo sigo dispuesto a hacer”, escribió.
Funcionarios iraníes que hablaron con la prensa antes de que Biden saliera de Washington el martes dijeron que Estados Unidos e Israel emitirían una “Declaración de Jerusalén”, un documento que mostraría una posición firme sobre el programa nuclear iraní.
La declaración compromete a los dos países a utilizar “todos los elementos de su poder nacional contra la amenaza nuclear iraní”, según un funcionario israelí que habló bajo condición de anonimato para comentar el texto con antelación.
Los israelíes, señaló el funcionario, recalcarán a Biden su postura de que Irán calculó que “el tiempo está de su parte” y es reacio a hacer concesiones. La última ronda de negociaciones indirectas del gobierno de Biden con Irán, celebrada a finales del mes pasado en Doha, Qatar, terminó sin progresos.
Por otro lado, Biden y el primer ministro israelí, Yair Lapid, emitieron un comunicado conjunto el miércoles anunciando que los dos países iniciarían un nuevo diálogo estratégico de alto nivel sobre tecnología. Las conversaciones se centrarían en el empleo de tecnologías emergentes como la inteligencia artificial para enfrentar desafíos globales, como la preparación de cara a la pandemia y el cambio climático.
La Casa Blanca también expresó su enojo por los reiterados ataques auspiciados por Irán contra tropas estadounidenses desplegadas en Irak, aunque el gobierno dijo que la frecuencia de esos ataques bajó mucho en los dos últimos años. Teherán también apoya a los rebeldes hutíes en una sangrienta guerra contra Arabia Saudí en Yemen. Hay un cese el fuego mediado por Naciones Unidas desde hace cuatro meses, una frágil paz para un conflicto que comenzó en 2015.