Gran Bretaña activó el lunes la primera alerta roja por calor extremo en el país para gran parte de Inglaterra, mientras las autoridades se preparaban para altas temperaturas que ya afectaban a desplazamientos, atención médica y escuelas.
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La alertas se mantendrían el lunes y el martes, cuando la temperatura podría alcanzar los 40 grados Celsius (104 Fahrenheit) por primera vez, lo que suponía un riesgo de enfermedad grave e incluso muerte para personas sanas, según la Oficina de Meteorología de Gran Bretaña. La temperatura más alta jamás registrada en Gran Bretaña era de 38.7 Celsius (101.7 Fahrenheit), un récord alcanzado en 2019.
“Debemos reconocer que hay algunas personas que no lidiarán bien con el calor y lo que queremos es que todo el mundo cuide de ellas”, dijo el ministro de Gobierno, Kit Malthouse.
Los operadores ferroviarios pidieron a los usuarios que no viajaran si no era absolutamente necesario porque probablemente el calor deformaría las vías y afectaría al suministro energético, lo que produciría importantes retrasos. También se cancelaron algunas citas médicas para aliviar la presión sobre el servicio de salud. Aunque algunas escuelas estaban cerradas, otras habilitaron piscinas poco profundas y rociadores de agua para ayudar a refrescar a los niños.
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El meteorólogo jefe de la Oficina Meteorológica, Paul Davies, advirtió que la noche del lunes sería “muy agobiante” y que resultaría difícil dormir por el calor.
“Y mañana es el día que nos preocupa de verdad por una probabilidad de alcanzar los 40 o 41 Celsius, y con ello todas las complicaciones de salud que conllevan esas temperaturas más altas”, dijo Davies