CHONGQING, China (AP) — Chongqing, una de las cuatro “ciudades caldera” de China, es conocida por sus altas temperaturas y por su cocina picante, particularmente una especie de fondue chino a base de un caldo burbujeante con pimienta al que se agregan distintos complementos.
Esta metrópolis sobre el río Yangtsé es un sitio ideal para disfrutar de las típicas “ollas calientes” en un verano particularmente caluroso como el actual: Hay restaurantes que ocupan refugios antibombas de la Segunda Guerra Mundial, donde la temperatura es más fresca.
Los lugareños les dicen “las cuevas de las ollas calientes”.
Chongqing tiene también mucha historia. Fue la capital temporal del China durante la Segunda Guerra Mundial, cuando los japoneses invadieron el país y tomaron la parte oriental, obligando al gobierno a abandonar la capital de entonces, Nanjing. El gobernante chino Chiang Kai-shek, los militares, los diplomáticos extranjeros y otros se trasladaron a lo que era por entonces una remota ciudad en el sudeste del país.
Al sonar las sirenas anunciando bombardeos aéreos, los residentes se amontonaban en refugios a menudo oscuros, cavados en las colinas de la ciudad para proteger personas y armas.
Miles de personas fallecieron durante los bombardeos aéreos japoneses.
Todavía están en pie los arcos de piedra en las entradas de los viejos refugios. Algunos albergan cafés y salones para jugar al mahjong, o dominó chino; otros son restaurantes.
En la entrada de uno hay carteles en letras rojas. El arco está tapado a medias por una estantería con refrescos y sillas plegables de plástico. El cartel dice: “Cueva de ollas calientes. Fundado en 1989”.
Adentro hay mesas y sillas a lo largo de dos túneles angostos conectados por un corredor. En el techo semicircular se pintó un cielo estrellado que refuerza la sensación de frescura. En una pared cuelga un cuadro de un avión de combate de la Segunda Guerra Mundial.
Los comensales agregan mondongo, carne, pescado y vegetales al caldo, en el que flotan chile y granos de pimienta de Sichuan de esos que te entumecen los labios. También se puede pedir un caldo sin picante.
“Le escapamos al calor del verano en estos refugios antibombas”, comentó Tang Ronggang. “Está fresco aquí, es un buen lugar para venir en el verano”.
Sobre todo en este verano, que según los meteorólogos padece la peor ola de calor registrada desde que el gobierno empezó a llevar la cuenta de las lluvias y las temperaturas hace 61 años. Ya van dos meses de temperaturas altísimas, que en varios sitios superaron los 40 grados Celsius (104 Fahrenheit).
Los centros comerciales cierran en Chongqing la mayor parte del día para ahorrar energía. Partes del Yangtsé y del río Jialing, que convergen en la ciudad, están secas, con sus riberas expuestas. El prolongado calor y la sequía hacen que un sistema de alta presión se estacione en la parte occidental de Rusia y envíe olas de calor a Europa.
Chongqing, que se encuentra al este de Sichuan, fue parte de esa provincia hasta que la ciudad y sus alrededores fueron separados administrativamente en 1997.
La tradición de la “olla caliente” data del siglo 16, de cuando los trabajadores portuarios comían carne y verduras hervidas con condimentos picantes tras un día de duro trabajo en los muelles del río Jialing.
Esta tradición se instaló en los antiguos refugios antibombas en la década de 1970, dando origen a una nueva costumbre, la de las ollas calientes en las cuevas.
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La productora de video de la Associated Press Olivia Zhang colaboró.